El portugués que llegó a Cádiz
Venía por mar este portugués, y estaba tan mareado, que ni aun después de desembarcar se le pasó el mareo. Iba dando traspiés e imaginaba que brincaban las casas en torno suyo y que el suelo se movía.
Entonces exclamó:
-¡Não tremas terra, que eu não te fazo mal!
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