Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El plato valiente.

Los padres de la Merced convidaron un dia á comer á D. Francisco Quevedo, que viendo poner en la mesa un plato de nabos, esclamó:

— ¡Bravo, sobervio, valiente plato es este!

— -¿Y por qué? le preguntó el comendador.

— Porque maldito si tiene nada de gallina.