El novicio jugador

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El novicio jugador.

Era un novicio tahúr,
Pero tan poco devoto,

Que por jugur no rezaba:
El guardián, escrupuloso,
Supo el caso, llamó al joven,
Y dijole con enojo:
— ¿Qué es esto? ¿Cómo no reza?
Y él dijo sin alboroto:
— No puedo, padre guardián,
Que he probado con anteojos,
Y no veo. Aqui el guardián
Replicó luego: — Pues ¿cómo
Vé á jugar y no á rezar?
Y él respondió presuroso:
— Hágame á mí cada letra,
Padre, como es el as de oros,
Y leeré el libro del rezo
Como el de cuarenta y ocho.