El hurto incompleto

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El hurto incompleto.

Se confesaba un labriego de que habia hurtado trigo a su convecino el alcalde.

— ¿Es el hurto de mucha consideración? preguntó el confesor.

— ¡Vah! una cosa regularcilla, padre. — Pero, vamos, ¿cuánto poco masó menos? ¿serán cuatro cahíces?

— Bobos.

— ¿Ocho?

—Ponga diez, padre, porque lo que falta iremos á hurtarlo después mis hijos y yo.