EL HOMBRE SERENO


Entre los hombres pasa dadivoso y prudente,
Nada perturba el ritmo de su vida serena;
Sin inmutarse escucha la voz de la sirena:
Mira, conoce... luego, sonríe dulcemente.


Es mar en calma augusta, bellísima, su frente,
Las manos son de hierro con guantes de azucena,
La boca es una amarga melancolía... pena
Transunta su mirada tranquila y transparente.


Cuando lo miro pierdo todo afán, todo empeño,
Cuando lo miro siento la beatitud del sueño
Y caigo entre sus manos pequeña como el ave.


Con sus palabras hablo, su ventura es la mía,
Me infundo en sus deseos, me pierdo en su energía,
Porque todo lo puede, porque todo lo sabe.