El héroe/Preliminares
A don Juan Bautista Brescia
Protonotario Apostólico y Doctor en ambos Derechos
El héroe, aun más pequeño que niño, va haciendo pinos a los brazos, que en vuestra merced considero abiertos para recibirle. Si es por destino mío, confiesa con alborozo mi obligación y deuda; si por inclinación suya, descubre el buen natural que su autor le ha comunicado. Pues adornado con tantos dijes de policía y prudencia, aún no le hacen armonía, hasta tener Vuestra Merced con la última mano lo perfecto. Como héroe solicita en su patrocinio lo ilustre de los de Brescia; como aprendiz de prudencia pretende ser instruido del maestro della. Y por salir consumado en toda facultad y ciencia, se dedica a tomar el pecho de las doctrinas que Vuestra Merced enseña: tal sazón muestra en amagar a ser grande, que es pieza de Rey el héroe, con que asegura de Vuestra Merced el cariño y el desempeño de mi oferta.
Pedro de Quesada.
Al lector
¡Qué singular te deseo! Emprendo formar con un libro enano un varón gigante, y con breves períodos, inmortales hechos. Sacar un varón máximo; esto es milagro en perfección y, ya que no por naturaleza rey, por sus prendas es ventaja.
Formáronle prudente Séneca; sagaz, Esopo; belicoso, Homero; Aristóteles, filósofo; Tácito, político; y cortesano, el Conde.
Yo, copiando algunos primores de tan grandes maestros, intento bosquejarle héroe y universalmente prodigio. Para esto forjé este espejo, manual de cristales ajenos y de yerros míos. Tal vez te lisonjeará y te avisará, tal vez en él verás o lo que ya eres o lo que debrías ser.
Aquí tendrás una, no política ni aun económica, sino una razón de Estado de ti mismo, una brújula de marear a la excelencia, una arte de ser ínclito con pocas reglas de discreción.
Escribo breve por tu mucho entender; corto, por mi poco pensar. Ni quiero detenerte porque pases adelante.