El día que en tu faz la gloria entera
El día que en tu faz la gloria entera
del grande sacrificio fulguraba
y una luz de los cielos hechicera
en tus ojos extática brillaba.
A tu oído la queja lastimera
de tu doliente Juventud sonaba
y sobre tu cortada cabellera
la despreciada Libertad lloraba.
El placer lisonjero te ofrecía
sus deleites funestos y a la entrada
con mano audaz tu veste removía;
¡mas tú las puertas, invencible y fuerte,
cerraste de tu mística morada
y le diste las llaves a la Muerte!