El contrato social (1819): Libro II - Capítulo III

C A P I T U L OI I I.

Si la voluntad general puede errar.
Se sigue de lo dicho que la voluntad general es siempre recta, y camina á la utilidad pública; pero no se sigue que las deliberaciones del Pueblo tengan siempre la misma rectitud: siempre quiere el bien, mas no siempre lo logra. El Pueblo jamas se corrompe; pero muy á menudo se le engaña, y entónces es quando parece querer lo que le esta mal.

Hay mucha diferencia entre la voluntad de todos y la voluntad general; esta no mira mas que al interes general, en tanto que la otra otra mira al privado, y no es sino un conjunto de voluntades particulares, pero quitad de estas mismas voluntades el exceso ó la falta que las destruye mutuamente[1], queda por suma de las diferencias la voluntad general.

Si quando el Pueblo suficientemente informado delibera, y no tienen los Ciudadanos entre sí ninguna comunicacion; del gran número de pequeñas diferencias resultará siempre la voluntad general, y la déliberacion sera siempre buena; mas quando se forman facciones y juntas parciales á expensas del Grande, la voluntad de cada una de estas asociaciones viene á ser general por relacion á los miembros, y particular por respeto al Estado: no se puede decir entónces que hay tantos votantes como hombres, sino tantos quantas asociaciones: las diferencias vienen á ser ménos numerosas, y dan un resultado ménos general. Enfin quando una de estas juntas es tan grande que supera á todas las otras, entónces no hay por resultado una suma de pequeñas diferencias, sino una diferencia única; ni hay tampoco una voluntad general por que el voto que prevalece no es mas que un voto particular.

Para lograr el enunciado de la voluntad general, es menester que no haya Sociedad parcial en el Estado, y que cada Ciudadano opine por sí[2]. Tal fué la única y sublime institucion del gran Licurgo por que si hay sociedades parciales, es menester multiplicar el número, y prevenir la desigualdad, como hicieron Solon, Numa y Servio. Estas precauciones son las mas eficaces para que la voluntad general sea siempre ilustrada y para que el Pueblo no se engañe.


  1. «Cada interes, dice el Marques de Argenson, tiene diferentes principios. La concordia de dos intereses se forma por oposicion al de un tercero.» Este Autor hubiera podido añadir que la concordia de todos los intereses se forma por oposicion al de cada uno. Si no hubiera intereses distintos, apénas habria sentimiento de interes comun, y no encontrando este ningun obstaculo, todo iria bien por sí mismo, y la Política dexaria de ser un Arte.
  2. Cosa cierta es, dice Machiavelo, que hay divisiones que perjudican á las Repúblicas y otras que las son útiles: son perjudiciales las que son acompañadas de sectas y partidarios; son útiles las que se mantienen sin sectas ni partidarios. Así un fondador de una República no pudiendo remediar que haya enemigos en ella, debe evitar á lo ménos que haya sectas, Hist. de Florenc., Lib. VII.