El contrato social: Libro Primero: Capítulo V

CAPÍTULO V.
Que es preciso retroceder siempre hasta una primera convencion.

Aun cuando diésemos por sentado cuanto he refutado hasta aqui, no por eso estarian mas adelantados los factores del despotismo. Siempre habrá una diferencia no pequeña entre sujetar una muchedumbre y gobernar una sociedad. Si muchos hombres dispersos se someten sucesivamente á uno solo; por numerosos que sean, solo veo en ellos á un dueño y á sus esclavos, y no á un pueblo y á su gefe: será, si asi se quiere, una agregacion, pero no una asociacion; no hay alli bien público ni cuerpo politico. Por mas que este hombre sujete á la mitad del mundo, nunca pasa de ser un particular; su interés, separado del de los demas, siempre es un interés privado. Si llega á perecer, su imperio queda despues de su muerte diseminado y sin vínculo que lo conserve, á la manera con que una encina se deshace y se reduce á un monton de cenizas despues que el fuego la ha consumido.

Un pueblo, dice Grocio, puede darse á un rey: luego, segun él mismo, un pueblo es pueblo antes de darse á un rey. Esta misma donacion es un acto civil, que supone una deliberacion pública: antes pues de examinar el acto por el cual un pueblo elije un rey, seria conveniente examinar el acto por el cual un pueblo es pueblo; pues siendo este acto por necesidad anterior al otro, es el verdadero fundamento de la sociedad.

En efecto, sino existiese una convencion anterior, porque motivo, á menos de ser la eleccion unánime, tendria obligacion la minoria de sujetarse al elegido por la mayoria? Y porque razon ciento que quieren tener un señor, tienen el derecho de votar por diez que no quieren ninguno? La misma ley de la pluralidad de votos se halla establecida por convencion y supone, una vez á lo menos, la unanimidad.