El capitán y el soldado

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El capitán y el soldado.

Con el objeto de mofarse de un pobre aldeano que conduela una manada de cerdos, se le acercó un gracioso y le dijo:

— Dios te guarde, capitán de lechones.

El aldeano le contestó:

— Seas bien venido, soldado de mi compañía.