El aumento del prefacio

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El aumento del prefacio.

 Hay cerca de Ratisbona
Dos lugares de gran fama.
Que el uno Agere se llama
Y el otro Macarandona.
 Un solo cura servía.
Humilde siervo de Dios,
A los dos, y asi á los dos
Misas las fiestas decía:
 Un vecino del lugar
De Macarandona, fué
A Agere, y oyendo que
El cura empezó á cantar
 El prefacio, reparó
En que á voces aquel dia
Gratias Agere, decia
Y á Macarandona no.
 Con esto, muy enojado
Dijo al cura: ¿gracias dá
A Agere, como si acá
No le hubiéramos pagado
 Sus diezmos? Cuando escucharon

Tan bien sentidas razones
Los nobles macarandones.
Los bodigos[1] le sisaron:
 Viéndose desbodigar,
Al sacristán preguntó
La causa, él se la contó
Y dió desde allí en cantar,
 Siempre que el prefacio entona
Porque la ofrenda se aplique:
Nos tibi semper ubique
Gracias á Macarandona.


  1. Es un panecillo de la flor de la harina que se llevaba por ofrenda á las iglesias.