El Trebbia
El Trebbia
A Carlos Vega Belgrano.
Siniestra aurora esparce sus lívidos fulgores.
Despierta el campo. El río sus ondas rueda fiero,
Y bebe de Numidas el escuadrón ligero.
Se escucha el toque claro de los bocinadores.
Pues contrariando á todos, augures impostores,
Al desbordado Trebbia, y hasta Escipión Severo,
Sempronio, el nuevo Cónsul, audaz como altanero,
Ordena al punto mismo que marchen los lictores.
Con lúgubres reflejos el cielo enrojecían
Las aldeas Insubres que al horizonte ardían;
Oíanse lejanos berridos de elefante.
Y allá, de pié, adosado contra un arco del puente,
De las legiones que huyen, la marcha sordamente
Aníbal escuchaba, pensativo y triunfante.