El FaetonteEl FaetontePedro Calderón de la BarcaActo III
Acto III
Dentro voces de hombres a una parte y de mujeres a otra, y salen como arrojados, cayendo por una parte FAETÓN y por otra CLIMENE.
HOMBRES
(Dentro.)
Vaya el loco y no nos pare
en todo el valle, vaya.
MUJERES
(Dentro.)
Vaya fuera, en nuestro templo
no quede.
LAS DOS
¡El cielo me valga!
FAETÓN
¡Climene!
CLIMENE
¡Eridano!
FAETÓN
¿Qué
ha sido eso?
CLIMENE
Que aún no acaban
conmigo mis penas; y eso,
¿qué es?
FAETÓN
Que ahora empiezan mis ansias.
CLIMENE
En el templo me quedé
esperando a ver qué manda
de mí hacer la diosa, cuando
en tanto que consultaba
el oráculo mi padre,
sus ninfas, contra mí airadas,
desdeñándose de mí,
hasta este monte me arrastran.
FAETÓN
Persuadida a que yo estoy
loco con tema tan alta
como ser hijo del Sol,
también toda esa villana
plebe, del valle y de sí
me arroja; mas no me espanta
tanto su error como el tuyo,
pues das a un tiempo, tirana,
causa a mí de que lo crea,
y a ellos de no creerlo causa.
CLIMENE
¡Yo!
FAETÓN
Sí, pues a mí me dices
cifras que quién soy declaran,
y las descifras a ellos
con que de miedo me engañas.
CLIMENE
¡Ay, Eridano, si hubiera
quién entre los dos juzgara
tu razón y mi razón!
FAETÓN
Sí habrá. Las náyades llama
de esas fuentes, que por hijas
del Sol son interesadas,
puesto que para no ser
o para ser mis hermanas,
harán más atento el juicio.
CLIMENE
Dices bien: ¡ha de la clara
música de los cristales
que el aire sulca!
CORO 1º
¿Quién llama?
CLIMENE
Quien de vosotras desea
la sentencia de una instancia.
CORO 1º
Para árbitros no somos
buenas, adelante pasa,
que nunca a gusto responden
cristales que desengañan.
FAETÓN
Antes sí, pues quien os busca,
es para que en todos haya
un desengaño.
(Sale GALATEA y su CORO.)
GALATEA
A esa voz
responded.
CORO 1º
¿Qué es lo que mandas?
GALATEA
Habiéndote conocido,
de la cristalina estancia
que en urnas de vidro alberga
mi deidad, fuerza es que salga:
¿qué quieres?
FAETÓN
Climene a mí
me dijo en esa montaña
enigmas (ya lo escuchaste
en el templo, mas no hagas
molestia el que lo repita),
que evidentemente claras,
hijo del Sol me coronan;
y cuando empeñado me halla
en entenderlas, las niega.
CLIMENE
O fueron ciertas o falsas
las que dije sin pensar
que nunca a examen llegaran.
Si falsas, ¿no será error
ahora que te amenaza
otro segundo? Si ciertas,
¿no será rigor que ingrata
le facilite el influjo
del astro que le amenaza,
en que el día que se sepa
ha de ser por su desgracia?
FAETÓN
Para mí ya yo lo sé,
y si saberlo yo basta,
al astro, ¿no será injuria
vivir sujeto a sus sañas
sin sus honores? ¿Quién dijo
que porque al riesgo no vaya,
venga a mí el riesgo?
CLIMENE
No esté
solo en ti la circunstancia,
sino en los demás.
FAETÓN
¿Y no hay
razón que los astros manda?
CLIMENE
Cuando deje a la razón
el furor de la amenaza,
¿dejará de ser ya, en cuantos
me vieron ayer negarla
sospechosa hoy la verdad?,
pues ¿qué enmienda el que deshaga
hoy lo que hice ayer?
FAETÓN
En fin,
en estas dudas nos hallas,
con que en ti comprometidas,
queremos que tú nos valgas
en callarlas o en decirlas.
GALATEA
Habiendo atendido a entrambas
no me atrevo a si es mejor
el decirlas que el callarlas:
y así, a mayor tribunal
pasad. La hora en que descansa
de las tareas del día
el Sol, dejando fïada
la rienda a Flegón y Etonte,
se acerca ya, y de su alcázar,
que a nadie le toca más
el decidir una causa.
FAETÓN
Sí, mas para que a él subamos,
¿quién nos ha de dar las alas?
GALATEA
La ninfa del aire, Iris,
debe sus visos al agua,
pues reverberando en ella
el sol entre sombras pardas,
en bosquejos que la fingen
al aire en colores varias,
y a mi ruego no dudéis
que volante nube traiga
que a sus palacios os lleve.
CLIMENE
Pues ¿qué esperas?
FAETÓN
Pues ¿qué aguardas?
GALATEA
Si a eso os atrevéis vosotros
acompañadme a llamarla:
¡ha de la esfera del aire!
CORO 1º
¡Ha de la esfera del aire!
GALATEA
Bella república vaga.
CORO 1º
Bella república vaga.
GALATEA
De cuyo imperio es la Iris.
CORO 1º
De cuyo imperio [es la Iris].
GALATEA
La embajatriz soberana.
CORO 1º
La embajatriz soberana.
GALATEA
Decidla que Galatea.
CORO 1º
Decidla que Galatea.
GALATEA
La ruega que a su voz salga.
CORO 1º
La ruega [que a su voz salga].
(Viene bajando una nube cerrada.)
GALATEA
Que necesita de que.
CORO 1º
Que necesita [de que].
GALATEA
Hoy sus favores la valgan.
CORO 1º
Hoy sus favores la valgan.
(Ábrese la nube, y vese dentro IRIS sentada, y canta.)
IRIS
Ya a tu acento y de tu coro
a las dulces voces blandas,
deudora que a tus cristales
el arco de paz le esmaltan,
cuando a los reflejos suyos,
desvaneciendo borrascas,
alistado se ilumina
de verde, pajizo y nácar.
El aire ilustra, rompiendo
de su vagarosa estancia
la raridad que le ofusca
entre mudas sombras pardas,
y desplegando las hojas
de la nube que la guarda,
el tiempo que no se esparce
el rubí, oro, esmeralda.
A tu invocación atenta,
amanece sin el alba,
pues a media tarde viene
a saber lo que la encargas.
GALATEA
De Eridano y de Climene
las tristes fortunas varias
en obligación me han puesto
de que pretenda ampararlas.
Al sacro solio de Apolo,
con no menos noble causa
que la ambición de hijo suyo,
Iris, me importan que vayan.
IRIS
(Canta.)
Pues haz que de los vapores
que tus cristales levantan,
y meteoros al aire
en tupidas nubes cuajan,
uno a la media región,
donde yo llego los traiga,
hasta que de aquesta nube
los puedan valer las alas;
que yo de Apolo me ofrezco
a ponerlos en la sala,
donde, hasta el afán del día,
la noche el sueño le guarda.
(Suben los dos hasta la nube de IRIS, y luego suben todos tres.)
GALATEA
Ya, hasta igualarse contigo,
en pirámides de plata,
a que el congelado humor
les va sirviendo de basa,
suben los dos.
CLIMENE
No sin suma
admiración.
FAETÓN
No sin rara
suspensión.
CLIMENE
De tocar tanto
pasmo.
FAETÓN
Maravilla tanta.
IRIS
(Canta.)
Ya que de la esfera tuya
a pisar mi esfera pasan,
y te ves obedecida,
en paz te queda.
(Desaparecen.)
GALATEA
En paz vayas,
y repitan unidas
vientos y aguas.
TODA LA MÚSICA
Y repitan unidas
vientos y aguas.
GALATEA
Al compás que forman
cristales y auras.
MÚSICA
Al compás [que forman
cristales y auras].
GALATEA
De unos y otros acentos
las consonancias.
MÚSICA
De unos y otros acentos
[las consonancias].
GALATEA
Para hacer al palacio
del Sol la salva.
MÚSICA
Para hacer al palacio
[del Sol la salva].
TODOS
Y repitan unidos
[vientos y aguas].
(Desaparecen, vase GALATEA oyendo la música, TETIS y DORIS.)
TETIS
¿De unos y otros acentos
las consonancias,
para hacer al palacio
del Sol la salva?
Quédense todas, tú sola,
bella Doris, me acompaña,
que de esas sonoras voces,
de esa dulce consonancia,
no sé qué infieren mis dudas
y solicito apurarlas,
por ver si es verdad un eco
que suena dentro del alma.
DORIS
De tus tristezas, señora,
y del salir a esta playa
más continuo que solías,
crecen las desconfïanzas,
de lo poco que mi amor
ha merecido en tu gracia.
¿Qué tienes, dime, qué es esto?
TETIS
Aunque no lo preguntaras
tú, Doris, te lo dijera
yo, porque al tropel de tantas
confusiones, por vencido
se da el silencio, y no basta
que a él le sobre la razón
si a mí la razón me falta.
Eridano, ese pastor
que a mi deidad soberana
en permitidos festejos
atrevió las esperanzas,
mereció que consiguiesen
no sé qué atención sus ansias,
que sin holgarme de oírlas,
no me pesó de escucharlas.
TETIS
Dejo si él me socorrió
o no, dejo que empeñada
con la que juzgamos fiera,
osó contra mí ampararla;
dejo también las noticias
de sus fortunas extrañas
que el sacrificio impidieron,
que es lo que todos alcanzan.
Y voy a lo que yo sola
dudé, que es la circunstancia
con que, ¡ay infeliz!, se dio
por entendido que hablaban
con él las señas de ser
hijo del Sol, cuya causa
confieso que es la que hoy
de mí y mi esfera me saca.
Pues siendo así que quedaron
pendientes cosas tan varias,
esta sola es el deseo
de saber en lo que para.
Con que, habiendo oído esas voces
que al palacio del Sol hablan,
curiosa vengo a saber
de que novedad se causan.
¿A quién lo preguntaremos
que nos responda?
SILVIA
(Dentro.)
¡Mal haya
ambición, diré mil veces,
que a más que lo que es se ensalza!
TETIS
¿Qué voz es esta que suena
a oráculo?
DORIS
Una villana
riñendo con un soldado
del monte a esta parte pasan,
no del acaso hagas caso.
TETIS
¿Cómo quieres no le haga,
si al preguntar qué habrá nuevo,
a responder se adelanta?
BATILLO
(Dentro.)
Quien no sabe lo que pide,
¿qué mucho, Silvia, que caiga
o tarde o nunca en la cuenta?
TETIS
Otra vez parece que habla
con nosotras.
DORIS
Para que
de aquese escrúpulo salgas,
llamarlos tengo. ¡Ah soldados!
(Salen SILVIA, BATILLO, y retírase TETIS.)
BATILLO
Ese soy yo, por la gracia
de Marte.
DORIS
¡Ah villana!
SILVIA
Yo esa,
de Martes por la desgracia.
LOS DOS
¿Qué mos queréis?
DORIS
¿Qué pendencia
es esa?
BATILLO
Yo he de contarla.
SILVIA
No sino yo.
BATILLO
Como digo
de mi cuento.
SILVIA
Bato, calla.
Sabrá Dios y norabuena,
que esta bestia...
BATILLO
Ella es mi albarda.
SILVIA
Palabra me dio de esposo,
y por seguir temas raras
de Eridano, otro villano
que da en que hijo del Sol nazca,
se va y me deja, con que
a voces dije: «¡Mal haya
ambición que a un majadero
a más de lo que es le ensalza!»
BATILLO
Si la palabra la di,
y la dejo la palabra,
¿qué la debo? Con que yo
dije al tenerla y cobrarla:
«quien no sabe lo que pide
que nunca en la cuenta caiga».
DORIS
¿Ves cómo todo, señora,
acaso ha sido?
TETIS
¿Qué tardas
en preguntar qué hay de nuevo?
DORIS
Y ese pastor, ¿en qué para?
SILVIA
En que por loco le tengan,
y en que arrojado le hayan
del valle como a furioso.
DORIS
¿Y Climene?
BATILLO
En Doñana,
como allá probó la fuerza,
volver al monte la mandan.
DORIS
¿Y qué voces eran estas
que ahora hacia aquí sonaban?
SILVIA
Ese es nuevo pescudar.
BATILLO
Algunas ninfas que cantan,
porque cantan solamente.
(Sale EPAFO.)
EPAFO
Pastores destas montañas,
decidme si a sus orillas
ha salido hoy... Pero nada
quiero ya que me digáis,
pues todo cuanto esperaba
saber, me han dicho estas flores,
reverdeciendo a sus plantas.
TETIS
¿Qué hubo de verme?
EPAFO
Divina
Tetis.
BATILLO
Miren lo que traza
el diablo. ¿Acá estaba Tetis?
SILVIA
Con justa razón te espantas,
pues nadie tuvo hasta ahora
las tetas a las espaldas.
EPAFO
No, porque ya de la fiera
cesó la engañosa caza
que tras ella nos traía,
cese el venir yo a buscarla;
mas con una diferencia
tan opuesta y tan contraria,
como que antes fue el anhelo
tan solo una fiera humana
y hoy una divina era
que tan ventajosa mata,
cuanto hay de ser homicida
del cuerpo a serlo del alma.
En hora dichosa vine
a esta florida campaña,
pues viene a ocasión de que
de tu huella a las estampas,
estas arenas de oro,
la nieve las trueque a plata,
igualándoles los precios
con el precio de pisarlas.
SILVIA
Más que príncipe Poleo,
parece en la que derrama,
príncipe juncia.
BATILLO
¿Tú has vido
lo que el principar ensalza?
TETIS
Señor príncipe Peleo,
afectos que desengañan,
aunque les falte la dicha,
la estimación no les falta.
Yo hago de vós la que debo,
pero con la circunstancia
de la que me debo a mí;
y así os suplico se añada
a finezas del amor
las de la desconfïanza.
A poder favoreceros,
yo lo hiciera interesada
en méritos tan ilustres
con unas prendas tan altas.
Mas esto de los influjos,
jurisdición reservada
es a los astros tan suya,
que aun deidades no la mandan.
Desengaños tan corteses
admitid, porque obligada
no esté a usar de los groseros,
si los corteses no bastan.
(Vase.)
EPAFO
Oye, espera.
SILVIA
En vano es
el seguirla, que no alcanza
planta que por tierra corre,
deidad que vuela por agua.
EPAFO
¡Infeliz de quien la adora...
BATILLO
Pues ¿hay más de no adorarla?
EPAFO
...tan sin esperanza!
BATILLO
¿Hay más
de comprar una esperanza?
EPAFO
Si hubiera feria de ellas,
bien, villano, aconsejabas
a mi desesperación.
BATILLO
Luego ¿no la hay? Tome y vaya
al terrero de palacio,
verá cuán de lance la halla,
que allí a cualquiera le sobra,
porque ninguno la gasta.
EPAFO
Calla, rústico atrevido,
villano.
BATILLO
Calla, villana;
rústica atrevida.
SILVIA
¿Date
esotro, y de mí te enfadas?
BATILLO
Cada uno da donde puede
en descargo de su alma.
Y pues ves que vienen dando,
¿qué esperas? Da de puñadas
tú a ese tronco que te sigue.
SILVIA
Más vale a ti.
BATILLO
Si me alcanzas.
(Vanse.)
EPAFO
Hermosas lucientes flores,
que deste monte en la falda
la senda por donde huyó
me estáis ostentando ufanas,
más por lo que la florece
que no por lo que la aja.
Decid a la deidad vuestra
que Peleo es quien la llama,
que a la voz de mis suspiros
del florido albergue salga,
donde a las tardes reposa
en la mullida fragrancia
de los ocios que guarnecen
catres de oro y lechos de ámbar.
(Sale AMALTEA.)
AMALTEA
Aunque es verdad que esta tarde
la mansión en que descansa
la vanidad de las flores
adormecida hasta el alba,
no cuando iras la despiertan
del cierzo que la abrasa,
bien como el de tus suspiros,
tras cuyos embustes anda
desvanecida su pompa,
al ver cuán poco tus ansias
favorece. ¿Qué me quieres?
EPAFO
Ver si pudiese templarlas
con decirlas, que así un mal
que no se vence se aplaca.
Sabrás...
AMALTEA
Ya lo sé: que Tetis
cortesanamente ufana,
que es lo mismo que dorarte
el puñal con que te mata,
te despide; que a la mira,
desde que supe que estabas
en el monte, te he seguido.
Y pues del ruego se cansa,
entre a alcanzar la violencia
lo que el mérito no alcanza.
Todas aquestas auroras,
yo no sé lo que la traiga,
mas sin saberlo lo temo,
tan sola sale a esta playa,
que Doris, valida suya,
no más es quien la acompaña.
Ven con gente, que encubierta
detrás de unas verdes ramas,
que yo haré crecer la noche
y florecer la mañana,
en esas quiebras que hace
en los riscos la resaca
del mar, el paso la impida,
cuando huyendo de ti vaya
a guarecerse en las ondas:
con que en la florida estancia
de una gruta que acabó
mi artificio en las entrañas
del monte, sin que lo sepa
nadie, podrás ocultarla.
Hurta esta deidad al mar,
Plutón de su centro, y...
EPAFO
Basta,
no prosigas: y supuesto
que acciones tan temerarias
es lo de menos decirlas,
pues fue lo de más pensarlas;
hacer la deshecha quiero,
al ver que la noche baja,
de que me vuelvo a la corte,
y de secreto mañana
vendré a este puesto con gente,
de quien con más confïanza
pueda fïar del secreto.
AMALTEA
Dices bien, vete, ¿qué aguardas?
EPAFO
Solo arrojarme a tus pies.
AMALTEA
No hay que agradecerme nada;
y es verdad, vete.
EPAFO
Ninguno
esta acción acuse, hasta
que sea tan desdichado,
que adore sin esperanzas.
(Vase.)
AMALTEA
Y es verdad, digo otra vez,
que no hay que agradecer nada
a quien por sí lo obra todo.
Y más hoy con mayor causa,
pues una música, ¡qué ira!
que antes escuche, ¡qué rabia!
a las flores, ¡qué veneno!
saludando al Sol, ¡qué ansia!
de parte, ¡qué confusión!
de la tarde, ¡qué ignorancia!
me ha puesto en duda de que
le dejan que hacer al alba.
Y más cuando este tirano,
que con vanidades tantas
desperdició mis favores,
aunque por loco le tratan
todos, para mí no sé
qué razón tiene en que haya
su madre (si es que lo es)
con equívocas palabras
díchole antes en enigmas
cosas, que él une y engaza
con hallarle entre las flores.
AMALTEA
Y así, antes que a luz salga
el embrión destas sombras,
por si contrario se halla
de hijo de Apolo, no pueda
adelantar la esperanza
para con Tetis, importa
que procure adelantarla
hoy yo para con Peleo,
tanto es lo que me acobarda ,
lo que me aflige, me angustia,
me asusta y sobresalta
aquel canto. Mas ¿qué mucho
aun ahora parece que anda
sonándome en los oídos
como susurro que aguarda
por algún rato el rumor?
O díganlo esas lejanas
cláusulas que van diciendo
en voces dos veces altas.
ELLA y MÚSICA
Y repitan unidos
vientos y aguas,
al compás que forman
cristales y auras,
de unos y otros acentos
las consonancias,
para hacer del palacio
del Sol la salva.
(Descúbrese el teatro de las estrellas, y en el aire CLIMENE y FAETÓN. Dentro arriba IRIS.)
IRIS
Ya a las puertas os dejo
del palacio del Sol.
FAETÓN
Bien el reflejo
sin tu voz lo dijera,
que en estrellas la noche reverbera.
CLIMENE
Mejor la humana planta
que grave estremeció fábrica tanta.
FAETÓN
Ya en nítidos fulgores ,
declarándose van los resplandores.
¡Qué común alegría!
CLIMENE
Son del primer crepúsculo del día,
y de sus luces bellas
se van obscureciendo las estrellas,
en cuya muchedumbre
una lumbre se apaga de otra lumbre,
ya con llama más pura
del alcázar se ve la arquitectura,
y en su todo y su parte
poder y estudio obrar tan sin miseria,
que la materia sobresale al arte,
y al arte sobresale la materia.
FAETÓN
Bien la fatiga seria
ya del buril, ya del cincel lo diga;
pues hallo la fatiga
en su menor esconce
salido al vidro y familiar al bronce.
CLIMENE
Ya habiendo de la luz rasgos primeros,
desvanecido estrellas y luceros,
entre líneas descubre las perfectas
imágenes de signos y planetas.
FAETÓN
Y ya rasgando los cerúleos velos,
coluros ilustrando y paralelos
en regio solio en que a dormir declina,
el sol hacia el zodíaco camina,
en cuya faja bella
la senda de la eclíptica es su huella.
CLIMENE
¡Qué joven se mantiene!
Pero ¿qué mucho si en su mano tiene
del día la continua monarquía,
siendo para él toda la edad un día?
FAETÓN
Antes que del bizarro
trono trascienda al pórtico del carro,
como extrañando el peso que padece
su gran mansión, que quiere hablar parece.
CLIMENE
Será sin duda en métrica alegría,
que aquí cuanto se escucha es armonía.
MÚSICA
Aves, pues llora el Aurora,
decidle al Sol que madrugue;
porque con solo cendales de oro,
es justo que llanto de perlas se enjugue.
APOLO
¡Oh vosotros, a quien Iris
en alas de viento sube
sobre piras de vapores
en pedestales de nubes!
¿Cómo os habéis atrevido,
sin que ni el aire os asuste,
sin que ni el fuego os asombre
ni el esplendor os deslumbre,
a pisar, estremeciendo
almenas y balaustres,
destos dorados retretes
los pavimientos azules?
¿Cómo os habéis atrevido,
segunda vez lo pronuncie,
deste reservado solio,
que yo solo es bien que ocupe,
la línea tocar sin ver
que su inmensa pesadumbre
es el taller destos rayos
y oficina destas luces?
Pero ya al reconoceros
cese el enojo, y rehúse
al sentimiento el amor.
¿Qué queréis?
LOS DOS
Que nos escuches.
CLIMENE
Sagrado dios de Delo.
FAETÓN
Alma de el mundo.
CLIMENE
Corazón de el cielo.
FAETÓN
Vida de las humanas monarquías.
CLIMENE
Árbitro de las noches y los días.
FAETÓN
Espíritu admirable.
CLIMENE
De racional, sensible y vegetable.
FAETÓN
Esplendor de esplendores.
CLIMENE
Aliento de los frutos y las flores.
FAETÓN
Anhélito suave.
CLIMENE
Del bruto, de la fiera, el pez y el ave.
FAETÓN
Padre común del hombre,
padre dije, ¡qué bien me sonó el nombre!
CLIMENE
Hoy a tus plantas derrotada viene
la fortuna de Eridano y Climene.
APOLO
Antes que me digas más,
no Eridano le pronuncies,
Faetón es su nombre, en muestra
que el fuego al fuego produce.
Y si es vuestra pretensión
que por hijo le divulgue,
ya lo está, pues lleva el nombre
que es carácter de mi lumbre.
Y no haberlo dilatado
hasta aquí, Climene, acuses,
que a Júpiter y a Diana
airados hasta ayer tuve,
sin poderlo declarar,
porque uno ni otro no juzgue
que blasonando el delito
segunda vez los injurie.
APOLO
Pero ayer, viendo cuán fiero
el hado su influjo cumple,
a revocarte mis ansias
tan rendidamente acuden,
que la apelación de entrambos
me admitieron, con que hoy pude,
con su desenojo, hacer
que hijo mío le intitules.
Con que batiendo otra vez
Iris las alas que pulen
rosa y jazmín, con los dos
los golfos del aire sulque,
que me dan prisa las aves,
diciéndome que madrugue.
MÚSICA
Porque con solo cendales de oro,
es justo que llanto de perlas se enjugue.
FAETÓN
Aunque llevo en tus honores
cuanto pretendido truje,
Climene ha dado ocasión
a que ser verdad se dude.
CLIMENE
Dice bien, y si no lleva
una seña que le ilustre,
tan por loco como antes
has de ver que le presumen.
APOLO
¿Qué seña quieres?
FAETÓN
Si una
a que mi altivez me induce,
a que mi aliento me llama
y mi soberbia me infunde
me otorgaras, ella fuera
su desengaño y mi lustre.
APOLO
Nada habrá que tú me pidas
que otorgarte no procure,
en desagravio del tiempo
que hizo el temor que te oculte.
FAETÓN
¿Que lo cumplieras?, premite
que te pida que lo jures.
APOLO
¿Qué importa jurarlo quien
aun lo que no jura cumple?
Mas porque no te acobardes
en pedir, ni de mí dudes,
por la gran laguna Estigia,
juramento indisoluble
de los dioses, cumplir yo
juro cuanto tú pronuncies.
FAETÓN
Pues déjame que tu carro
hoy rija, para que triunfe
tan de todos de una vez
que todos de mí se alumbren.
Galatea, Amaltea y Tetis,
vean, puesto que traslucen
las deidades de tu alcázar,
las más lejanas vislumbres,
que hijo tuyo me acredita
tu mismo esplendor, y suple
tu persona la mía, puesto
que como las tres lo anuncien,
duda a los demás no queda
para que desde hoy me encumbre
en las aras que por hijo
tuyo merecidas tuve.
APOLO
Mucho me pides, Faetón,
que el regir mi carro incluye
más dificultoso examen
que tus pocos años sufren.
Tan precisa es mi carrera
por la línea que la incluye,
que desmandada verás
que más abrasa que luce.
Si se elevara, encendiera
esta celeste techumbre,
y si declinara, toda
la tierra hiciera que ahúme.
Si a diestra o siniestra se hacen,
sin que a la rienda se ajusten
los dos, Etonte y Flegón,
caballos que le conducen,
los signos desbarataran
en no usadas inquietudes,
todo el orden de la tierra
viviera contra costumbre,
y al descender presumieras
que todo el cielo se hunde.
Y así de mi juramento
el voto absuelve, no impugne
que tú pidas lo que ignoras
y yo ignore lo que jure.
FAETÓN
A mi espíritu valiente
no hay recelo que le turbe,
ya yo pedí y tú juraste.
CLIMENE
Y yo su intención ayude.
Si es justo que en tu memoria
aquella obligación dure,
con que por tu amor a riesgo
vida, alma y ser, honor puse,
rija tu carro Faetón.
FAETÓN
Y sepa el mundo que hube...
CLIMENE
Yo en tus ojos gracia.
FAETÓN
Yo
en tu gracia, honor y lustre.
CLIMENE
No receles.
FAETÓN
No recates.
CLIMENE
No resistas.
FAETÓN
No rehúses.
CLIMENE
Cuando aclamando tu luz.
FAETÓN
Le dan priesa a que madrugue.
ELLOS y MÚSICA
Porque con solo cendales de oro
es justo que llanto de perlas se enjugue.
APOLO
Ya lo juré, y pues no puedo
revocarlo, al eje sube,
en que deste trono al carro
pasa, para que dél uses.
FAETÓN
A él y a tus puertas me eleva
más la ambición que la nube.
CLIMENE
Y yo a la tierra desciendo,
donde sus dichas promulgue.
APOLO
Con temor voy de que tanto
esplendor no perturbe.
FAETÓN
Con ansia voy de que vea
todo el orbe que dél triunfe.
CLIMENE
Con deseo voy de que
por hijo del Sol le juzguen.
LOS TRES
Cuando vean que por él,
y no por el Sol se escuche.
ELLOS y MÚSICA
Aves, pues llora el Aurora,
decidle al Sol que madrugue,
porque con solo cendales de oro
es justo que llanto de perlas se enjugue.
(Desaparecen los tres y cúbrese la Luna, y salen BATILLO y SILVIA.)
SILVIA
En fin, ¿porfías en que
has de irte a ser soldado?
BATILLO
Si no basta lo rezado,
cantando te lo diré.
(Canta.)
¡Ay que me vo, que me vo, que me vo,
si te diere el aire en la cara
sospiros son que los envío yo!
Mira si es bien claro o no;
y adiós, que ir a buscar quiero
a mi campitán.
SILVIA
Primero
también he de cantar yo.
¡Ay que me quedo, me quedo, me quedo,
si te diere un garrote en la espalda
palabras son que van dando y pidiendo!
BATILLO
(Canta.)
De palabras no hagas
aprecio, boba,
que es de mercadantes
cumplir parola.
SILVIA
Llévame contigo,
que más me agrada
moza ser de soldado
que de soldada.
BATILLO
Baste en mi partida
que llores, Silvia.
SILVIA
Y que diga yo sobra,
gentil partida.
BATILLO
Y pues no hay remedio,
los brazos, y adiós.
¡Ay que me vo, que me vo, que me vo!
SILVIA
Toma, y yo prosiga,
pues no hay remedio.
¡Ay que me quedo, me quedo, me quedo!
BATILLO
Si te diere el aire en la cara.
SILVIA
Si te diere un garrote en la espalda.
BATILLO
No dudes, no,
suspiros son que los envío yo.
SILVIA
Ten tú por cierto,
palabras son que van dando y pidiendo.
(Salen AMALTEA, EPAFO y unos enmascarados.)
AMALTEA
Aquellas recientes ramas
que entre la ola y el escollo
parece que a luz nacieron
y no fueron sino aborto,
es la celada en que habéis
de estar ocultos vosotros.
Tú en la quiebra de ese risco
también lo has de estar a estotro
lado, mientras la deshecha
hago yo de que lo ignoro,
con mi coro al Sol cantando.
Y cuidado con el tono,
porque él te ha de dar aviso
si Tetis saliere.
UNO
En todo
verás que te obedecemos.
EPAFO
Y yo, que soy cauteloso
áspid hoy de amor verás,
pues en las flores me escondo.
(Pasan los embozados por delante, y EPAFO se esconde.)
AMALTEA
Y yo veré si impedir
de Eridano el amor logro,
y una vez perdida Tetis,
mas que sea hijo de Apolo.
(Vase.)
SILVIA
¿Qué embozos son estos, Bato?
BATILLO
Yo no entiendo bien de embozos;
pero si un tonto me era,
me he quedado hecho dos tontos.
Retirémonos aquí,
y no peguen con nosotros.
(Al entrarse sale CLIMENE y GALATEA.)
SILVIA
¿Aún no acabamos con fieras
y ya empezamos con monstruos?
BATILLO
No muy acabado, Silvia,
pues al decirlo me topo
ella por ella con ella.
SILVIA
No temas, pues es notorio
que es mujer.
BATILLO
Peor que peor,
que mujer fiera es lo propio
que si se pusiera uno
basilisco sobre otro.
(Vanse.)
GALATEA
¿Qué me dices?
CLIMENE
Lo que pasa,
hoy jurado hijo de Apolo,
le verás regir el día.
GALATEA
No fue en vano el amoroso
afecto que le tuvimos
las náyades, en fin, como
hermanas suyas. ¡Oh si
ya amaneciese a mis ojos!
TETIS
(Dentro.)
Pues ya las cumbres del monte
rayándose van, a bordo
el risco llegad, que hoy quiero
dejar por la playa el golfo.
CLIMENE
No menos para mí es,
Galatea, el alborozo
de que antes que él salga, Tetis,
en el peñasco vistoso
que ya otras veces la vimos,
venga a estos verdes contornos,
para que si fue testigo
de mis pasados enojos,
de mis venturas lo sea.
(Descúbrese el mar con TETIS y ninfas.)
GALATEA
Veo y verás que convoco
mis ninfas, y para que hoy
hagan salva con más gozo
que nunca al Sol.
(Vanse las dos y bajan ellas al tablado.)
TETIS
Por no hacer,
Doris mía, sospechoso
el salir las dos a tierra
solas, tantas veces, tomo
por partido el volver hoy
con todo el primer adorno,
si bienes de mi cuidado
siempre el intento aquel propio
de saber en qué paró
el suceso prodigioso
del templo, y qué se habrá hecho
Eridano, que por loco
echaron dél.
DORIS
Quiera el cielo
que Peleo, riguroso
como otras veces, no sean
de nuestra venid estorbo.
TETIS
Por eso, Doris, salir
antes hoy que el Sol dispongo,
pues no es hora de que él
aquí esté.
(Sale AMALTEA con su CORO.)
AMALTEA
Pues ya noto
que está Tetis en la playa,
ya es hora que nuestro coro
dé aviso a Peleo, y más cuando
el Sol parece que, prompto
para salir, esperaba
a que ella saliese solo.
CORO 2º
Bellos triunfos de Amaltea,
a quien inspira el Favonio,
avisad a quien le aguarda,
que ya está el Sol con vosotros.
(Sale EPAFO.)
EPAFO
Bellos triunfos de Amaltea,
a quien inspira el Favonio,
avisad a quien le aguarda,
que ya está el Sol con vosotros.
Conmigo esta letra habla,
y es verdad, si reconozco
allí a Tetis; pues ¿qué espero?
(Sale a otro lado GALATEA y su CORO.)
GALATEA
Pues que sus hermanas somos,
cantad, que a nadie más toca
saludar sus rayos rojos.
CORO 1º
No al ver hoy al Sol corráis
cristales tan presurosos,
parad, tened y veréis
que parece uno y es otro.
EPAFO
No al ver al Sol corráis
cristales tan presurosos,
parad, tened y veréis
que parece uno y es otro.
¿Qué me detenga me avisan?
Pues dijo que con el coro
me hablaría. Otro sin duda
está al paso, atrás me torno.
TETIS
Pues que flores y cristales
hacen salva con sonoros
acentos al Sol, hagamos
nosotras también lo propio.
CORO 3º
Marinas ninfas de Tetis,
saludad al Sol hermoso,
pues no menos luz le deben
que las campañas, los golfos.
AMALTEA
No me ha entendido o mis ecos
ha confundido con otros.
Volved a llamar, que allí
Galatea importa poco.
CORO 2º
Bellos triunfos de Amaltea,
a quien inspira el Favonio,
avisad a quien le aguarda
que ya está el Sol con vosotros.
EPAFO
Que ya está el Sol con vosotros,
ya vuelve a decir que llegue.
GALATEA
No esté vuestro canto ocioso.
CORO 1º
No al ver hoy al Sol corráis
cristales tan presurosos,
parad, tened, y veréis
que parece uno y es otro.
EPAFO
Pero otra vez que no salga,
dice.
TETIS
Repetid el tono.
CORO 3º
Hermosas ninfas de Tetis,
saludad al Sol hermoso,
pues no menos luz le deben
que las montañas, los golfos.
(Descúbrese el carro con FAETÓN.)
EPAFO
No sé lo que me resuelva,
mas que a suspenderme absorto.
FAETÓN
Más en la gran majestad
de tanto esplendor heroico
el solio me desvanece,
que no la altura del solio.
La seguridad lo diga
con que etéreos campos corro,
siendo en piélagos de plata
luciente bajel de oro.
Cuando a los dos movimientos
discurro el celeste globo,
con el natural a giros
y con el rápido a tornos;
¡oh cuánto mundo descubro!,
más ostentándose hermoso
con el desaliño a partes,
que a partes con el adorno.
Las poblaciones lo digan
de los montes en contorno,
en quien campea no menos
lo pulido que lo bronco.
¡Qué bien parecen los mares,
de toda la tierra fosos,
redutos siendo los ríos
y surtidas los arroyos!
¡Qué bien la visten las plantas,
en cuyo vulgo frondoso
son las flores la nobleza
y los villanos los troncos!
FAETÓN
La variedad de los brutos,
¡qué bien la adorna, si noto
cuán distintos unos vuelan,
otros corren, nadan otros!
Tras de tanto inmenso objeto
(perdóneme esta vez todo)
de Tesalia el horizonte,
que ya descubierto doro,
de mis vanidades es
el más luciente alborozo;
que al fin no es dichoso quien
no es en su patria dichoso;
y más cuando en Tetis veo
un sol que desde otro adoro,
a Galatea diviso
y a Amaltea reconozco.
¿Cómo hiciera yo que en mí
repararan, pues sus ojos
bien como deidades, pueden
vencer luces?, que no logro
en mis vanidades, sino
me ven.
GALATEA
Ya en el regio trono
se deja ver.
TETIS
Pues ya sale
el Sol.
AMALTEA
Aunque escuche sordo,
volved a cantar.
GALATEA
No cese
la voz.
TETIS
La vuestra tampoco.
CORO 1º
Bellos triunfos [de Amaltea,
a quien inspira el Favonio,
avisad a quien le aguarda,
que ya está el Sol con vosotros].
CORO 2º
No al ver hoy [al Sol corráis
cristales tan presurosos,
parad, tened y veréis
que parece uno y es otro].
CORO 3º
Marinas ninfas [de Tetis,
saludad al Sol hermoso,
pues no menos luz le deben
que las campañas, los golfos].
EPAFO
Babel de música es
el valle, a salir no oso,
ni estarme oculto, que a un tiempo
mucho escucho y nada oigo.
(Sale CLIMENE.)
CLIMENE
Bello prodigio del mar,
de las flores bello asombro,
del cristal portento bello,
y bellos lustres de todo.
Volved los ojos al día,
que saluda tan sonoro
vuestro canto, de los tres
confundidos vuestros coros,
y veréis, pues podéis verlo,
que ese plaustro luminoso
del Sol conducido viene
del que tuvisteis por loco.
Faetón, no Eridano ya,
le trae, como hijo de Apolo,
sed testigos de su honor,
pues lo fuisteis de su oprobio.
FAETÓN
O escuchen o no; ¡ha del mundo!,
repara en mí, y mira cómo
dueño de la luz del día,
la sombra a la noche rompo.
LAS TRES y TETIS
¡Qué maravilla!
LAS TRES y AMALTEA
¡Qué asombro!
LAS TRES y GALATEA
¡Qué admiración!
EPAFO
¿Qué es lo que oigo?
Faetón, Eridano ¡cielos!,
pues perdóneme el decoro,
que si atendí enamorado
no puedo atender celoso.
¿Qué admiras, Tetis?
TETIS
A un tiempo
de Faetón el triunfo heroico
y el atrevimiento tuyo,
pues no menos ambicioso,
si él se atreve al Sol, tú a mí.
Y pues ya no es él el loco,
sino quien el desengaño
quiere escuchar como enojo,
¿qué me quieres?
EPAFO
Que me escuches.
TETIS
Es en vano, pues que solo
conseguirás que de ti
huyendo me vuelva al golfo.
(Al irse al mar salen los embozados.)
UNO
Mal podrás, porque sabremos
tu paso impedir nosotros.
TETIS
¿Qué traición es esta?
EPAFO
Es
un desesperado arrojo
que empezó el amor y acaban
los celos.
TETIS
¡Cielos piadosos!
¡Traición!
TODAS
¡Qué horror!
EPAFO
Ven conmigo.
Vea Faetón que me nombro,
si él el Sol, yo su Proteo,
pues su mejor luz le robo.
(Vanse con ella.)
FAETÓN
¿Qué es lo que miro? ¡Ay de mí!
Traidor Epafo, alevoso,
robada a Tetis se lleva.
TODOS
Acudid, acudid todos.
(Sale ADMETO por una parte y ERIDANO por otra.)
ADMETO
Cada vez que al monte vuelvo
en busca de Peleo, topo
una confusión.
ERIDANO
¿Aún no
hemos, hado riguroso,
acabado con mis penas?
LOS DOS
¿Qué será aqueste alboroto?
SILVIA
Sepamos qué es esto, Bato.
BATILLO
Sepamos.
TETIS
¡Cielos, socorro!
LOS DOS
¿Qué es esto?
TODOS
Peleo robada
lleva a Tetis.
ADMETO
Presurosos
le sigamos, no cometa
tan grande delito.
AMALTEA
Poco
importa, si una vez yo
en mis albergues le escondo.
SILVIA
¿No vamos tras ellos, Bato?
BATILLO
Sí, mas vamos poco a poco.
FAETÓN
¡Valedme, cielos!, que es
de vuestros claustros desdoro
que a ellos los celos se atrevan,
o perdonadme si rompo
de la carrera la línea,
alterando el orden todo
del día, que he de seguirle
o morir en su socorro.
Mas, ¿qué es esto? Los caballos
desbocados y furiosos,
viéndose abatir al suelo,
soberbios extrañan otro
nuevo camino... Y no, ¡ay triste!,
en esto resulta solo
el desmán, sino en que ya
la cercanía del solio, (Del teatro del fuego aparece.)
del ardiente luz de tantos
desmandados rayos rojos
montes y mares abrasa.
TODOS
¡Clemencia, cielos piadosos!
UNOS
¡Piedad, Júpiter divino!
EMBOZADO
¿Dónde vamos con el robo,
si más nos importa huir
de incendio tan riguroso?
TETIS
De cuantas veces el agua
vengó del fuego el destrozo,
el del agua hoy venga el fuego.
EPAFO
Si es castigo, en tu socorro,
de mi atrevimiento, aplaca
la ira, que a tus pies me postro,
y no ya para tu agravio,
para tu amparo en mis hombros.
TETIS
¡Ay de estado tan terrible!
FAETÓN
¿Quién creerá que en tanto asombro
yo abrase al mundo y a mí?
Mas ¿qué mucho, si a mis ojos
a Tetis, ¡ay infeliz!,
llego a ver en brazos de otro?
Y así perdido lo más,
ni tienda que airado arrojo,
ni el curso que ciego pierdo,
podrán hacer que sea estorbo
de no despeñarme al mar,
y pues yo ardo, arda todo.
SILVIA
¿Qué es esto, Bato?
BATILLO
No es nada,
que el cielo sobre nosotros
se cae y no más.
LOS DOS
Los ejes
del cielo caducan todos.
AMALTEA
¡Júpiter, piedad!, que hoy
de plantas, flores y troncos
el verde ornato perece.
GALATEA
¡Piedad, Júpiter!, que undoso
el cristal perece, secos
los ríos, fuentes y arroyos.
CLIMENE
Que sería su desdicha
cumplió el hado riguroso,
el saber Faetón quién era.
TODOS
¡Clemencia, cielos piadosos!
ERIDANO
Ya Júpiter aceptó
vuestros lamentos piadosos,
pues cortando con un rayo
el brío de su ambicioso
espíritu, que abrasando
iba el mundo, en el undoso
Eridano, que la cuna
le dio, y el mauseolo.
EPAFO
Si lo que te ofendí amante
puedo restaurar esposo,
sea el temor de sus iras
de Júpiter desenojo.
TETIS
Ya en tu poder y en tus brazos
me vi, débame el decoro
que con esto el desagravio
del pasado agravio compro.
ADMETO
Felice él y feliz yo.
AMALTEA
Y yo, pues venganzas logro.
CLIMENE
Solo para mí no hay
consuelo en mal tan penoso.
GALATEA
Ni para nosotras, puesto
que apenas hermanas somos
de Faetón, cuando obligadas
a lágrimas y sollozos
quedamos.
TETIS
Climene, todas
las náyades al asombro
inmóviles han quedado.
ADMETO
Y aun convertidas en troncos.
AMALTEA
De álamos negros serán
desde hoy sus suspiros roncos,
que las lágrimas distilen
de el ámbar.
BATILLO
Con que los bobos
lo creerán, y los discretos
sacarán cuán peligroso
es desvanecerse, dando
fin Faetón, hijo de Apolo.