Acto I
El Faetonte
de Pedro Calderón de la Barca
Acto II

Acto II

Salen TETIS, DORIS y las ninfas.
DORIS

Desde el día que de Admeto,
señora, en esta ribera
te despediste, tan triste
que no has tenido en su ausencia
hora de alivio, juzgara
que no volvieras a ella
jamás.

TETIS

Bien juzgarás, Doris,
y más si con mi tristeza
consultaras la razón
que tengo de aborrecerla,
pero no siempre se sale
el valor con lo que intenta.

DORIS

Eso y lo que yo imagino,
casi es una cosa misma.

TETIS

¿Qué imaginas?
 

DORIS

Que no puedes
acabar con la suprema
altivez de tu constancia
el no volver a estas selvas,
corrida de no haber dado
muerte a la sañuda fiera,
ya que con ella te viste
cuerpo a cuerpo en la desierta
campaña del monte, a cuya
causa, sin otra grandeza
que el silencio con que hoy
llegar a su falda intentas,
dejas el mar, como dando
a entender que no se sepa
tu venida, porque nadie
te acompañe, ni se deba
a otro que a ti tu trofeo.
 

TETIS

¡Ay, Doris mía! Aunque fuera
esa mi mayor razón,
mi mayor razón no es esa.
A esta playa vuelvo solo
a divertir mis tristezas,
por ver si donde ganarlas
pude, pudiese perderlas.
No de la fiera el empeño
me trae, que no fácil fuera
sin más batida encontrarla;
y puesto que sola es esta
la causa, cogiendo vamos
de las doradas arenas,
nácares y caracoles,
corales, conchas y perlas.

UNA

¿Quieres, pues solo es, señora,
la diversión de tus penas
asunto de tu venida,
que algún tono te divierta?
 

TETIS

Sí, cantad, y por aquí
vamos tomando la vuelta,
iré yo al compás, ¡ay triste!,
de las blandas voces vuestras,
glosando con mis suspiros
las cláusulas. ¿Quién creyera
que a mí me diera cuidado?
¿Cuidado? Errolo la lengua,
pesar... Pero ¿qué es pesar?
Enfado, ahora lo acierta.
Y ya que di con el nombre,
¿quién creyera que me diera
enfado que a socorrerme
no fuera Eridano, y fuera
Epafo? Y enfado tal,
que a pesar de mi soberbia,
mi presumpción, mi arrogancia,
me obliga que a buscar venga
ocasión (por eso dije
que canten; porque se sepa
que estoy aquí) de decirle,
ya que entonces en presencia
de tantos no pude, ¿cuánto
me dio en rostro la bajeza
de querer hurtar la dicha,
o por lo menos ponerla
en duda de deslucirla,
sin la ventura de hacerla?
Pero si esto solo es
un enfado, acción es necia
pensar tanto en él. Cantad,
y tras mí venid.
 

DORIS

¿Qué letra
quiere que cante, señora?

TETIS

Vuelve a repetir aquella
de osados y de dichosos,
que no hay otra que convenga
más a mi intento, pues vi
que uno ose y otro merezca.

(Vase.)
UNA

No la dejemos, en tanto
que Doris la lira templa.

DORIS

Ya yo os sigo.
 

(Sale FAETÓN y BATILLO, de soldados.)
FAETÓN

Ya, Batillo,
que por mí la patria dejas,
y en hábito de soldado
seguir mi fortuna intentas,
desas pajizas cabañas,
miserables cunas nuestras,
desde aquí nos despidamos
a nunca volver a verlas,
no volviendo sino llenos
de triunfos, trofeos y empresas
por nuestro valor ganados.

BATILLO

Linda cosa será esta
de no volver sin rellanos
de tufos, tresfeos y prensas,
ganado por nueso olor.

FAETÓN

Ingrata patria primera,
a quien apenas debí
el nacer, pues nací apenas.
 

BATILLO

Ingrata pata segunda
de Silvia, a quien más de treinta
mil patadas te debí.

FAETÓN

A mi última voz atenta.

BATILLO

Atenta a mi última coz.

FAETÓN

Oye de mí esta protesta.

BATILLO

De mí esta por esta oye.

FAETÓN

Palabra doy a tus selvas.

MÚSICA

(Dentro.)
Los casos dificultosos.

FAETÓN

Pero ¿qué música es está?

MÚSICA

Y con razón envidiados.
 

BATILLO

Hancia aquella parte suena.

MÚSICA

Inténtanlos los osados.

FAETÓN

La voz conozco y la letra.

MÚSICA

Y acábanlos los dichosos.

FAETÓN

Pero qué mucho ser ella,
si es un torcedor del alma,
que repetida me acuerda
adonde otra vez caí,
para que otra vez la sienta.

BATILLO

Y porque nos da las voces
la que a muchos oídos llega,
mas también a muchos ojos
las que les chillan.
 

FAETÓN

Con ellas
Tetis viene, a cuya vista,
por una parte me alienta
mi verdad, por otra parte
me acobarda la vergüenza
de lo que creyó de mí.
¡Oh quién a un tiempo pudiera
hablarla, ay Dios, sin hablarla,
y verla, ay de mí, sin verla!

BATILLO

Pues uno y otro es bien záfil.

FAETÓN

¿Cómo?

BATILLO

Hablándola por señas,
sin hablarla la hablarás,
y viéndola por vidriera
que no sea cristalina,
también la verás sin verla.

FAETÓN

Calla, loco.
 

(Vuelven TETIS y las Músicas.)
TETIS

Repetid
la canción; pero suspensa
(no me ha sucedido mal)
la dejad, hasta que vea
quién tan atrevido al paso
está.

FAETÓN

Quien no es la primera
vez que el acaso le trueque
las venturas en ofensas.

TETIS

¿Vós sois? Desconocí el traje,
por eso os extrañé. Vuelva
el tono, que no es quien puede
merecer ni aun la advertencia
de si estaba aquí o no estaba.

FAETÓN

Vuelva el tono norabuena,
que ninguno dirá más
por mí lo que yo dijera,
que él mismo.
 

TETIS

¿Que él mismo?

FAETÓN

Sí,
señora.

TETIS

¿De qué manera

FAETÓN

De la pena.

TETIS

Cantad, no
presuma que yo le atienda.

MÚSICA

Los casos dificultosos.

FAETÓN

De la pena y la alegría,
de la vida y de la muerte
medir las líneas un día
quiso el hado; y en la suerte
se logró de Epafo y mía,
viendo cuánto rigurosos
para mí, para él piadosos,
en deslucir y premiar
se saben facilitar.
 

MÚSICA y TODOS

Los casos dificultosos.

UNA VOZ

Y con razón envidiados.

FAETÓN

Al rayo del sol se mira
ser la vista ceguedad,
pues ¿quién en el hombre admira
que peligre una verdad,
si aún hay en el sol mentira?
Ya a otra luz nuestros hados
se miraron confundidos,
siendo méritos trocados
de mí sin razón tenidos.

TODOS

Y con razón envidiados.

UNA SOLA

Inténtanlos los osados.
 

FAETÓN

Tenidos, pues dueño fui
suyo; envidiados, pues vi
pasar a otro con que infiero
que soy el hombre primero
que tuvo envidia de sí.
Y si méritos buscados
no son premios de una fe,
y merecen más hallados
que adquiridos, ¿para qué...

TODOS

Inténtalos los osados.

UNA SOLA

Y acábanlos los dichosos.

FAETÓN

No es la razón que me aflige
porque vós lo agradezcáis,
sino porque yo lo dije.
Y pues a la mira estáis
de lo que un error colige,
dadme albricias, perezosos
de amor: favores divinos
hoy tan felizmente ociosos,
que los empiezan los finos.
 

TETIS

Y acábanlo los dichosos.

FAETÓN

Y pues mi intento no es más,
señora, de que se crea
que puedo ser desdichado
y no ruin, dadme licencia
de que (pues con vós no hablaba,
sino con mi patria) pueda
proseguir lo que decía
cuando llegasteis.

TETIS

Pues esa
¿vós no la tenéis sin mí?

FAETÓN

Sí, mas hay gran diferencia,
que tenerla concedida
es algo más que tenerla.

TETIS

¿Qué falta la mía os hará,
si os bastaba antes la vuestra?
 

FAETÓN

La de cierta circunstancia,
que quizá pasará a esencia.
Ingrata patria, decía,
que fuiste cuna primera
de quien apenas nació
de ti, cuando nació apenas.

BATILLO

Yo también, ingrata pata ,
decía.

FAETÓN

Apartarte, y espera
allí.

BATILLO

Como entré en la danza,
pensé que entraba en la cuenta.
 

FAETÓN

Si espurio aborto del hado
me arrojaron a las puertas
de quien piadoso me dio
de hijo el nombre, sin que sepa
de mí más de que nací,
en cuya fortuna mesma
naciendo Epafo, la dicha
la halló en un puñal envuelta,
y tan grande, que admirada
lo oyó Tetis en su esfera,
que ya, príncipe Peleo,
la da el reino la obediencia;
¿qué mucho que yo, mirando
mi suerte a la suya opuesta,
ya que no la tengo hallada,
buscada intente tenerla,
porque a los ojos de Tetis?

TETIS

Detén, villano, la lengua.

FAETÓN

¿De qué te ofendes, señora?

TETIS

¿De qué quieres que me ofenda
sino de que hablarme a mí
tan libremente te atrevas?
 

FAETÓN

¿Yo a ti? con mi patria hablando
me hallas, has dicho tú mesma
que para hablar con mi patria
yo me tengo la licencia.

TETIS

Pues si es a ella y no a mí,
proseguid, hablad con ella.

FAETÓN

Y pues hijos de fortuna
fuimos próspera y adversa,
ya que no la espero hallada,
buscada he de pretenderla,
porque a los ojos de Tetis
tan airoso algún día vuelva,
que se decida en los dos
la argüida competencia
que hay del hacerse la dicha
uno, al hallársela hecha.
Y así la palabra os doy,
fuentes, ríos, mares, selvas,
montes, prados, cumbres, valles,
plantas, flores, riscos, peñas,
de no volver a tus ojos
hasta que por mí merezca
que Tetis se desengañe
de que quien por sí se alienta
a adquirir eterna fama
no se achacará la ajena.
 

TETIS

¿Eso es hablar con la patria?

FAETÓN

Claro está.

TETIS

Pues si por ella
soy yo quien la escucha, dadme
licencia a mí de que sea
la que por ella responda.

FAETÓN

¿Vós no os la tenéis?

TETIS

Quisiera
que el tenerla concedida
fuera algo más que tenerla.

FAETÓN

¿Qué falta os hace la mía,
si vós os tenéis la vuestra?

TETIS

Ignorado hijo del viento,
que solo a tanta soberbia
él pudiera dar las alas,
no me amenace tu ausencia;
que si vas a ganar fama,
¿por qué de Tetis esperas
el más descuidado aprecio?
Es en vano, y...
 

FAETÓN

Ten la lengua,
no desahucies la esperanza
de un infeliz que no lleva
otro caudal ni otro alivio.

TETIS

¿Quién te ha dicho que yo sea
quien la desahucié, puesto
que es voz de mi patria esta,
y no mía?

FAETÓN

Pues si es suya,
no tengo por qué temerla:
prosigue.

TETIS

Pues cuando más
el hado te favorezca,
poco mérito te añade;
que las deidades supremas
de una misma suerte miran
al valle que la eminencia.
Tan lejos del sol está
el que en la cumbre se asienta,
como el que en la falda yace,
porque la distancia mesma
es átomo el monte, que
ni la alarga ni la abrevia.
Y cuando de la fortuna
huelles la cerviz suprema,
del sol no estarás por eso
ni más lejos ni más cerca.
 

FAETÓN

¿Mi patria dice eso?

TETIS

Sí.

FAETÓN

Nunca la vi lisonjera
si no es hoy.

TETIS

Pues ¿qué lisonja
halláis en esta respuesta?

FAETÓN

Que aunque me imposibilita,
por lo menos me aconseja
que no me ausente, que es como
decirme que hay quien lo sienta.

TETIS

Mirad que habláis conmigo,
no con la patria, y aun esa
razón no la dije yo
como yo, porque si hubiera
yo como yo de decirla,
fuera...
 

FAETÓN

¿Qué?

TETIS

No sé qué fuera.

FAETÓN

Mirad vós también que habláis
ahora como vós mesma,
y me dejáis en la duda
de que...

MÚSICA

Venga norabuena,
norabuena venga.

TETIS

¿Qué ruido es aquel?

BATILLO

Del monte
viene de música y fiesta
una tropa.

GALATEA

Por no oírlo,
huyendo iré.
 

TETIS

Galatea,
¿qué es esto?

GALATEA

Que al monte a caza
en demanda de esa fiera
que a tantos atemoriza
y que tan pocos encuentran,
viene el príncipe Peleo,
que ayer destos montes era
Epafo, pastor; y tanto
todos de verle se huelgan
en tan grande majestad,
fausto, pompa, honra y grandeza,
que coronados de flores,
rosas, lirios y azucenas,
bien como auxiliado alumno
de las ninfas de Amaltea,
vienen hacia aquesta parte,
diciendo en voces diversas.

MÚSICA

(Dentro.)
Venga norabuena,
[norabuena venga.]
 

FAETÓN

De tu concepto, señora,
se ha reducido a experiencia
el sentido, pues estoy
en el centro de la tierra,
cuando él puesto está en la cumbre
de la fortuna, se muestra
sol en no olvidar el valle,
porque alumbráis la eminencia.
Y adiós, que yo no me atrevo
a verlo ni que él me vea,
si ya no es seguir del sol
la metáfora, en que sean
esos aplausos el día
de la noche de mi ausencia.
Adiós, quedad.

TETIS

Id con Dios.

FAETÓN

Retírate entre estas peñas.

BATILLO

Pues ¿no he de bailar si bailan?
 

FAETÓN

¿No ves que no es bien te vean
en el traje de soldado,
y que vas conmigo sepan?

BATILLO

Pues ¿no bailan los soldados?

FAETÓN

Retírate, que ya llegan.
Y tú, porque veas sin verme,
hazme espaldas, Galatea.

GALATEA

Sí haré, ya que por haber
oculta deidad suprema
que nuestros duelos impida,
pues arrastradas por fuerza
habemos de divertirnos,
no te sirvió en que Amaltea
me pague el rencor de estar
siempre a tu fortuna opuesta.

AMALTEA

Pues ya que a vista llegamos
de Tetis, para que sea
más de Peleo el aplauso,
la música y baile vuelva.
 

MÚSICA

El Príncipe nuestro
es con su presencia
lustre de los montes,
honor de las selvas.
Venga norabuena.

SILVIA

Norabuena venga,
que hoy me tengo de hacer rajas,
alegre, ufana y contenta,
tanto por aqueso como
porque Bato no parezca.
Gracias a Dios, que me veo
sin él.

BATILLO

¡Ha pícara! Espera.

FAETÓN

¿Dónde vas?

BATILLO

Solo a pegarla
dos bofetás siquiera,
y vuelvo.

FAETÓN

¿Eso habías de hacer?
 

BATILLO

Pues los soldados ¿no pegan
a las Silvias?

FAETÓN

No.

BATILLO

¿Ni bailan?

FAETÓN

Menos.

BATILLO

Pues ¿cuándo se huelgan?

MÚSICA

      Todos estos montes
      le den la obediencia,
      y ciña de rosas
      su frente Amaltea.
      Venga norabuena.
 

EPAFO

Hasta que de tu hermosura,
bello imán de mi deseo,
fue mi ventura trofeo,
no conocí mi ventura;
ahora sí que segura
por tal la conozco, pues
el más glorioso interés,
el honor más soberano
no fue adorno de mi mano
hasta serlo de tus pies.
Bien que al verle en ellos, toco
nuevas dudas con que lucho,
pues para mi mano es mucho
y para tus pies es poco.
Cuerdo el rendimiento y loco
el alborozo también,
porque al crisol del desdén,
de tanto sol celestial,
lo que el uno diga mal,
el otro asegure bien.
 

TETIS

Cuanto a la suma alegría
que gocéis de aplausos llena,
recibid la norabuena,
que en vuestra suerte la mía,
toca a la cortesanía;
pero en cuanto a que ella os dé
presumpción de que se ve
a mi sol acrisolar,
licencia me habéis de dar
de suplicaros se esté
en menor predicamento
que aun del que ella se tenía;
que si en la galantería
desde el no merecimiento
a quien da cierta licencia,
puesta en salvo la eminencia
de soberana deidad,
ya desde la autoridad
corre riesgo la decencia.
Y así puesto que al crisol
del sol probar mi desdén,
sabed que ahora, no sé a quien
diciendo estaba que al sol
no se mide el arrebol,
y que tanto de su cumbre
dista la alta pesadumbre
como el valle. Y siendo así,
que desde el valle os oí,
no os iré desde la cumbre,
que si en la desigualdad
corrió libre la licencia,
ya paró en la reverencia
que debo a la majestad.
 

EPAFO

Advertid.

TETIS

Aquí os quedad,
no habéis de pasar de aquí.

EPAFO

Si porque dichoso fui
a ser vengo desdichado,
no piadoso, cruel el hado
habrá sido para mí.

TODOS

Hasta que al valle lleguemos,
la música y baile vuelva.

SILVIA

Y hasta que parezca Bato,
que hasta entonces todo es fiesta.

BATILLO

¡Vive Dios!
 

FAETÓN

Detente, loco.

BATILLO

¿Ni dar, ni bailar? Paciencia.

MÚSICA

      El Príncipe nuestro
      es con su presencia.

EPAFO

Callad, villanos, callad,
cesen las músicas vuestras;
pues que toda su alegría
ha parado en mi tristeza.
Idos de aquí todos, idos,
ni oiga, ni escuche, ni vea
acento que no sea llanto,
festejo que no sea obsequia.

SILVIA

Pues si esta letra le cansa,
¿hay más de mudar la letra?
Venga noramala, noramala venga.
 

EPAFO

Idos, villanos, de aquí.

AMALTEA

Pues ¿de qué te desesperas?

EPAFO

De que el permitido agrado
que mereció en la belleza
de Tetis, tosco el sayal,
la púrpura desmerezca;
mas ¿cuándo amor y fortuna
se dieron las manos?

AMALTEA

Deja
la de tu dicha en las mías,
que mi industria y tu asistencia
han de vencer imposibles.

(Sale ERIDANO.)
ERIDANO

Ya señor está dispuesta
por el monte la batida,
y es la hora, que a las siestas
la fiera a una fuente baja.
 

EPAFO

No me habléis de esa manera,
mientras que no esté delante
mi padre. Alzá de la tierra,
que el respeto y el cariño
de haberlo sido no cesa
en mí; ¿cómo no me ve
Eridano?

ERIDANO

La extrañeza
de su condición.

EPAFO

Mal hace
con su príncipe en tenerla.
Ve, y haz que la gente esté
prevenida, mas no puesta;
que no sé si iré al monte.

(Vase ERIDANO.)

 

AMALTEA

En dilatarlo aciertas,
pues con eso tomas plazo
para que con la deshecha
de la caza haya ocasión
de lograr tu amor.

EPAFO

Tú alientas
solamente mi esperanza.

AMALTEA

Vame más de lo que piensas.

(Vanse.)
GALATEA

¿Haslo oído? Despreciada
una mujer, ¿qué no intenta?
Pero también de mí fía
la mejora de tus penas,
que no he de ser del Sol hija,
o he de verte en las estrellas.

(Vase.)
FAETÓN

Ya que hemos quedado solos,
ven por esta inculta senda,
y ayúdame a discurrir.
 

BATILLO

Eso muy en hora buena,
y nadie mejor, porque
discurro como una bestia.

FAETÓN

¿Qué será que habiendo yo
nacido en tanta miseria,
espíritu tan altivo
tenga, que adorar me atreva
tan alta deidad?

BATILLO

Será
tener...

FAETÓN

Di.

BATILLO

Poca vergüenza,
que es lo que tienen los que
como nacen no se acuerdan.

FAETÓN

¿Qué será que habiendo visto
príncipe a Epafo en tan nueva
dignidad, no me persuada
a que mejor que él no sea?
 

BATILLO

Será, pues cochillos y horcas
exprican las perminencias,
querer que si a él fue el cochillo
que a ti la horca te venga.

FAETÓN

Amaltea, ¿qué será,
ninfa de las flores bellas,
que lo que un tiempo fue agravio
haya trocado en ofensas?

BATILLO

Será que como los pobres
todos son flores, sospecha
que le has de gastar las suyas.

FAETÓN

¿Qué será que Galatea,
de las fuentes ninfa hermosa,
tan solo me favorezca?

BATILLO

Será, como tus achaques
son vagidos de cabeza,
haberte ordenado fuentes,
y que son las suyas piensa.
 

FAETÓN

¿Qué será, por mí empeñadas,
que ambas se desparezcan?

BATILLO

Que algún tramoyero dios
se andaba haciendo apariencias,
pero entre estas y entre estrotas,
que es como entre estrotras y estas,
¿dónde vamos penetrando
las más intrincadas breñas?

FAETÓN

A dar principio a una vida
que toda ha de ser tragedias.
A buscar la fiera voy.

BATILLO

¿La fi... qué, señor?

FAETÓN

La fiera.

BATILLO

Pues aquí el rocín soldado
tuerce al tornillo la vuelta,
adiós.
 

FAETÓN

¿Dónde vas?

BATILLO

A casa,
que fiera, señor, por fiera,
allá me tengo yo a Silvia.

FAETÓN

Ya el volver será bajeza.

BATILLO

Agrandarla y será altura.

FAETÓN

Si mi espíritu se empeña
en buscar riesgos, ¿será
bien a patrias extranjeras
pase, sin que de la mía
primero el asombro venza?
Fuera desto, ¿será bien
que Epafo o Peleo se venga
al monte donde yo habito
a hacer suya la fineza
para con Tetis? El cielo
vive, que yo he de ponerla
primero a sus pies.
 

BATILLO

Yo no.
Y pues tú has de ir por ella,
tú has de buscarla y hallarla,
tú has de lidiar y vencerla,
y llevarla y presentarla;
¿qué he de hacer yo?

FAETÓN

Más que piensas.
Mira: un día la seguí
deste centro en la aspereza
más inculta, y por dejar
ni bien viva ni bien muerta
a Tetis, no registré
las entrañas de una cueva,
adonde me pareció
se había entrado. Las señas
volví observando, y ahora
la voy buscando por ellas,
con intento de que a ti
puesto a la boca te vea,
y cuando a despedazarte
salga...
 

BATILLO

¡Linda diligencia!

FAETÓN

Yo, que estaré entre unas matas,
que recatado me tengan,
de través saldré a rendirla
o matarla.

BATILLO

Esa es la cuenta
de los que desde un tablado
socorren al que torea,
que cuando llega el socorro
le ha dado el toro cien vueltas.
No, señor, vamos por otra
traza, que aquesa no es buena.

FAETÓN

¡Ay, si supieras, Batillo,
lo que me importa vencella!

BATILLO

¡Ay, si el que no sea conmigo,
lo que me importa supieras!

FAETÓN

Porque sabrás que me dijo,
huyendo de mí, que era
yo su bien y su mal.
 

BATILLO

Luego
¿la bestia habla?

FAETÓN

Sí, no temas
tanto, que habla y es humana.

BATILLO

Pues ahora hay más que tema,
que humanas bestias que hablan,
son, señor, las peores bestias.

FAETÓN

No hagas en las ramas ruido,
porque ya llegamos cerca
de las señas de la gruta.

BATILLO

Malditas sean las señas,
y el alma que no dijere.

[VOCES]

(Dentro.)
¡Al monte, al valle, a la selva!

FAETÓN

A mal tiempo la batida
a correr el monte empieza,
que al ruido no saldrá.
 

BATILLO

¿Y ese es mal tiempo?

UNO

A la ribera.

OTRO

A la fuente.

OTRO

Hacia su margen.

EPAFO

Corre antes que en la aspereza
se pueda ocultar, seguidla,
ya que os adelanta el verla.

TETIS

Ya que a las voces volví,
antes que enfrascarse pueda
en la aspereza, atajadla.

TODOS

¡Al monte, al valle!
 

CLIMENE

¡Clemencia,
Cielos! Doleos de una vida
de tantas desdichas llena.

FAETÓN

De aquel risco a este ribazo
acosada se despeña.

BATILLO

Hace muy mal.

CLIMENE

¿Hasta cuándo,
¡oh Apolo!, contra tus fuerzas,
ha de haber ira en Dïana,
y no en Júpiter clemencia?
¿Hasta cuándo contra mí
de ambos la ojeriza opuesta
han de apurar a los astros
el resto de las violencias,
tanto, que un poco de agua
que da de balde la tierra
a todos, a mí no menos
que vida y alma me cuesta?
 

FAETÓN

¿Quién creyera que el asombro
en lástima se convierta?
Llega a socorrerla, Bato.

BATILLO

¿Qué llama usted socorrerla?

FAETÓN

Del hado enigma primera,
pues entre el ser y no ser,
para fiera, eres mujer,
para mujer, eres fiera.
Cobra aliento, persuadida
aquí, que en tan triste suerte,
viviendo, te diera muerte,
muriendo, te diera vida.
Alienta, pues.

CLIMENE

¡Ay de mí!

FAETÓN

Llega, Bato, ya volvió
en sí.
 

BATILLO

Y aun por eso yo
vuelvo en no, porque ella en sí.

CLIMENE

¿Quién eres, oh tú, el primero
que en toda mi vida vi
tener lástima de mí?

FAETÓN

Tu bien y tu mal, si infiero
de lo que antes me dijiste,
cifradas las dudas hoy.

CLIMENE

¿Eridano?

FAETÓN

Sí, yo soy.
Que a saber en qué consiste
vengo tan alto secreto,
no como otros, como fiera
a matarte.
 

CLIMENE

¡Oh, quién pudiera
revelarle, solo a efecto
de mejorar tu fortuna!
Pero ¡ay!, que aventurara
no ver del sol la luz clara,
que opuesta a la de la luna,
con el eclipse mayor
amenaza al mundo el día
que de tu suerte y la mía
se sepa: y pues el temor
me obliga a vivir cual ves,
y ves cuánto inconveniente
es que me alcance esa gente,
te suplico que me des
paso a esa entreabrierta roca,
de quien, como entre en su centro,
un risco, que por de dentro
es mordaza de su boca,
de que me hallen me asegura.
Y pues por lo menos, ya
sabes que en mi voz está
tu desdicha o tu ventura,
bien a ampararme te mueves;
y más si en ansias como estas,
aún es más lo que me cuestas,
si es mucho lo que me debes.
 

FAETÓN

Aunque a una dama he ofrecido
que te tengo de llevar
por su víctima al altar
de las aras de Cupido,
el deseo de saber
ese enigma, o el deseo
de no sé qué que en ti veo
que me obliga a defender
tu vida, el paso te da.
Vete, pues, que ruido siento.

CLIMENE

Deme sus alas el viento.

(Sale TETIS.)
TETIS

Ya contra mí no podrá,
pues desatada del yelo
que antes me pudo embargar,
llego a ocasión de acabar
nuestro comenzado duelo.
Llega a embestirme.
 

CLIMENE

¡Ay de mí!
Caí por correr más ligera.

TETIS

Pues muere a mi mano.

FAETÓN

Espera,
no la mates.

TETIS

¿Contra mí
la defiendes?

FAETÓN

No lo creas.

TETIS

¿Cómo no cuando lo advierto?

FAETÓN

Como eres deidad, y es cierto
que igual en tus obras seas.
Y pues no creíste que fui
quien a ti te libró della
tampoco creerás que a ella
la libro ahora de ti.
 

TETIS

Cuando eso fuese verdad,
ya ¿qué crédito he de darte
es ocasión de vengarte?

FAETÓN

No es venganza la piedad.

TETIS

Aparta.

FAETÓN

No has de matalla.

TETIS

No haré, pero he de prendella.

FAETÓN

Aun deso he de defendella.

TETIS

¿Contra mí?

FAETÓN

Empeñada se halla
mi fe y has de perdonarme
use sus sañas esquivas.
 

TETIS

¿Es esta la fama que ibas
a ganar para obligarme?

FAETÓN

Es ser infeliz. De aquí huye.

TETIS

¿A una fiera tú me igualas?

CLIMENE

El viento me dé sus alas.

(Sale EPAFO.)
EPAFO

Ya no podrá contra mí,
y pues en mi mano has dado.

FAETÓN

Ser quien de ti triunfe intente;
no has de matarla, detente.

EPAFO

¿Tú contra mí tan osado
en defensa de una fiera?
 

TETIS

¿Qué te admira, qué te ofende,
si aun contra mí la defiende?

EPAFO

Pues a nuestras manos muera.

FAETÓN

No a eso os arrojéis.

CLIMENE

¡Ay Dios!

FAETÓN

Que quien la amparó hasta aquí
de cada uno de por sí
la amparará de los dos.

TETIS

¿Conmigo tanta osadía?

EPAFO

¿Conmigo tanto descuello,
que aun viéndolo, dudo creello?

FAETÓN

¿Qué no hará la suerte mía?
 

TETIS

Librarte de mí no hará.

EPAFO

Ni de mí, ya una vez puesto,
en...

(Sale ADMETO y soldados.)
ADMETO

Llegad todos, ¿qué es esto?

EPAFO

Señor, ¿tú aquí?

ADMETO

Cuando está
tu persona tan despacio,
que es su centro este horizonte,
y vuelto al amor del monte,
¿no te acuerdas de palacio?
¿Qué mucho que haya venido,
cuidadoso de que fuera
algún riesgo de la fiera
quien te hubiera detenido
tanto?
 

EPAFO

No; solo, señor,
causa aquesta fiera es,
cuando postrada a tus pies
las miras por el valor
de Eridano, que este día
seguirla pudo y postrar.
(Aparte.)
Esto es, villano, pagar
la deuda que te debía,
cuando entre los dos se arguya
que a deberte no quedé
una acción que mía no fue,
con otra que no fue tuya.

FAETÓN

¿Villano a mí, Epafo? Cielos,
¿a que más llegar pudiera
mi desdicha?

ADMETO

Humana fiera,
que con tantos desconsuelos
toda esta patria has tenido;
¿quién eres?
 

CLIMENE

No sé quién soy.

ADMETO

¿Cómo este monte hasta hoy
bárbaramente has vivido?

CLIMENE

No sé.

ADMETO

¿Cuál la causa fue
que a esto te pudo obligar?

CLIMENE

No sé.

ADMETO

¿Qué te forzó a dar
tanto escándalo?

CLIMENE

No sé.
 

ADMETO

Pues si nada sabes, yo
sé que a Diana ofrecí,
cuando por seguirte a ti,
el caballo me arrastró,
sacrificarte en su templo,
como a diosa de las fieras,
no presumiendo que fueras
humana, y aunque contemplo
que fue error el ofrecer
sin saber lo que ofrecía,
ya fue voto, y este día
víctima suya has de ser.
Retiradla.

CLIMENE

En fin, concluyo
con vida tan inhumana,
vuelta al templo de Dïana,
a ser sacrificio suyo.

(Llévanla.)

 

ADMETO

Tú ahora, puesto que has sido
quien el bruto trofeo
de ese horrible monstro feo
la mayor parte has tenido,
ve, Eridano, a prevenir
a tu padre, pues que fue
su sacerdote, que esté
a las puertas para abrir
el templo, y que prevenida
tenga el ara, acero y fuego.

FAETÓN

Cielo, si os obliga el ruego
de la más infeliz vida,
doleos de mí, que he perdido
hoy de Tetis la esperanza,
de Peleo la venganza,
y del enigma el sentido.

(Vase.)
TETIS

Aunque de Diana fui
en otra ocasión opuesta,
no tengo de serlo en esta,
que habiéndome hallado aquí,
será justo acompañarte
hasta hacer el sacrificio.
 

ADMETO

Es de tu piedad indicio.
Y cuantos en esta parte
libres de su horror os veis,
instrumentos prevenid,
y a vuestra usanza venid
donde sus himnos cantéis
a la diosa sobre el ara.

(Vase.)
TETIS

¿Quién de Eridano creyera,
que en defensa de una fiera
contra mí se declarara?

(Vase.)
EPAFO

¿Quién creyera que podía
de Eridano el ciego error
ser tercero de mi amor?

(Vase.)

 

BATILLO

¿Quién creyera que yo había
de callar tan grande rato?
Mas cualquiera lo creyera,
si por de dentro supiera
el miedo que gasta un Bato.
Desde que a la fiera vi,
tan pasmado me quedé
que el aliento no cobré
hasta que a ella la perdí.
Ahora bien, vamos a ver
del sacrificio la fiesta.

(Sale SILVIA.)
SILVIA

Seor soldado...

BATILLO

[Aparte.]
Silvia es esta.
Que no me vea he de hacer,
siempre de medio perfil.

SILVIA

Ya sabe que en la mujer
el deseo de saber.
 

BATILLO

Es una alhaja civil.

SILVIA

Dícenme que aquí han pasado
grandes cosas, y quisiera
que vuested me las dijera.

BATILLO

Sí diré, a fe de soldado.
La fiera encontraron dos,
que estaba en cierto pradillo
merendándose un Batillo.

SILVIA

Buenas nuevas te dé Dios.

BATILLO

Cuando ya despedazado
le tenía, de través
llegaron ambos.

SILVIA

¿Y eso es
verdad?

BATILLO

A fe de soldado.
Acudió gente a sus voces,
y hallándole hecho pedazos...
 

SILVIA

De albricias doy mil abrazos.

BATILLO

Y yo de hallazgo mil coces.

SILVIA

¿Que seas tan gran menguado,
que el no conocerte yo
pensaste?

BATILLO

Por sí o por no.

SILVIA

¿Aún das?

BATILLO

Sí, a fe de soldado.

SILVIA

Mira que te conocí,
aunque en este traje estabas.

BATILLO

¿Y cuando sin mí bailabas,
porque bailabas sin mí?,
¿conocíasme?

SILVIA

El enfado
basta Bato, ya.
 

BATILLO

No basta
hasta que te muela.

SILVIA

¿Hasta
molerme?

BATILLO

A fe de soldado.

SILVIA

¿No hay quién me ampare? ¡Ay de mí!

BATILLO

Agradece a los acentos
de esos dulces instrumentos
el que no vaya tras ti;
porque a ver voy en qué para
la que nuestro asombro fue,
ya que desde aquí se ve
templo, sacerdote y ara.

(Vase.)

 

(Salen ADMETO, EPAFO, TETIS, GALATEA, AMALTEA, música y otros.)
EPAFO

Al templo inmortal de la sacra Diana.

MÚSICA

Al templo inmortal [de la sacra Diana].

EPAFO

Hermosa y gentil.

MÚSICA

Hermosa y gentil.

EPAFO

Moradores de aquestas riberas.

MÚSICA

Moradores [de aquestas riberas].

EPAFO

Venid, venid.

MÚSICA

Venid, venid.

AMALTEA

Como a diosa divina, Amaltea.
 

CORO 2º

Como a diosa [divina, Amaltea].

AMALTEA

De selvas y bosques.

CORO 2º

De selvas y bosques.

AMALTEA

A sus sienes ofrezca guirnaldas.

CORO 2º

A sus sienes [ofrezca guirnaldas].

AMALTEA

De rosas y flores.

CORO 2º

De rosas y flores.

GALATEA

Como a diosa de ríos y fuentes.

CORO 1º

Como a diosa [de ríos y fuentes].

GALATEA

También Galatea.

CORO 1º

También Galatea.
 

GALATEA

En despojos ofrezca a sus plantas.

CORO 1º

En despojos [ofrezca a sus plantas].

GALATEA

Cristales y perlas.

CORO 1º

Cristales y perlas.

TETIS

Hasta las ninfas de el mar este día.

CORO 3º

Hasta las [ninfas de el mar este día].

TETIS

Pisando su playa.

CORO 3º

Pisando [su playa].

TETIS

El coturno lo argente de nieve.

CORO 3º

El coturno [lo argente de nieve].

TETIS

Aljófar y nácar.
 

CORO 3º

Aljófar y nácar.

ADMETO

El sacro voto de Admeto.

MÚSICA

El sacro voto de Admeto.

ADMETO

Las tres concurrís.

MÚSICA

Las tres concurrís.

ADMETO

Ante la estatua os postrad de la diosa.

MÚSICA

Ante la [estatua os postrad de la diosa].

ADMETO

Y todos decid.

MÚSICA

Y todos [decid].

TODOS

      Al templo inmortal de la sacra Diana
      hermosa y gentil,
      moradores de aquestas riberas
      venid, venid.
 

FAETÓN

Para todos es aplauso
lo que es penas para mí.
Pero es forzoso a pesar
de mis ansias, asistir.

ADMETO

Sacerdote de Dïana,
yo en un peligro ofrecí
sacrificar esta fiera
en sus altares, y allí
para que cumplas el voto,
te la entrego.

CLIMENE

¡Ay infeliz!

ERIDANO

Yo en nombre suyo la aceto,
mas no puedo recibir
víctima, sin ver primero
lo que recibo; y así,
antes que la llegue al ara,
la tengo de descubrir.
¡Válgame el cielo!, ¿qué veo?
¿Es dilirio, es frenesí,
fantasía o ilusión?
Racional fiera, en quien vi
de unas difuntas memorias
las cenizas revivir,
¿quién eres?
 

CLIMENE

¿Quién piensas soy ?

ERIDANO

Mira que pienso, ¡ay de mí!,
imposibles.

CLIMENE

No lo son.

ERIDANO

¿Luego eres?

CLIMENE

Digo que sí,
que no menos imposibles
facilita el hado en mí.

ERIDANO

¡Ay hija del alma mía!
mejor diré, ¡ay infeliz!,
será una vez para todos,
y dos veces para mí.

FAETÓN

¿Hija dijo?

HOMBRE

¡Qué portento!
 

MUJER

¡Qué admiración!

ADMETO

¿Cómo, di,
ya que tan no imaginado
caso a todos turba, así
debiste si eras su hija?

TETIS

¿Cómo, al verte perseguir,
no declarabas quién eras?

GALATEA

¿Cómo escándalo vivir
del orbe te tolerabas?

AMALTEA

¿Cómo destinada a vil
asombro te reducías?

EPAFO

¿Cómo callabas, en fin,
dejándote dar la muerte?

BATILLO

¿Cómo a merendarme a mí
te atrevías?

TODOS

¿Cómo ahora
aún no respondes?
 

CLIMENE

Oíd:
de Eridano, sacerdote
de Diana, hija nací,
en sus claustros me crié
y en sus altares crecí
una de sus ninfas, cuando
por la escandalosa lid
de los cíclopes, a quien
dio muerte, sin advertir
que a Júpiter le forjaban
para vibrar y blandir,
la munición de los rayos,
del celeste azul zafir
desterrado estaba Apolo,
bien lo pudieran decir
esos ganados de Admeto,
en cuya guarda asistir
le vio de enero la escarcha,
le vio el verdor el abril.
Viome un día en este templo,
no digo que yo a él le vi,
débaos el que lo entendáis
el color... Mas ¡ay de mí!,
¡en qué poco se embaraza
la vergüenza, siendo así
que para mayor empeño
la he menester prevenir!
 

CLIMENE

Y pues es fuerza que diga
que al ver se siguió el sentir,
al sentir el suspirar
y al suspirar el gemir,
al gemir el esperar
y al esperar inquirir
medios; ¿a quién le faltaron
tercero, noche y jardín?
Bien pensareis que acallada
la licencia que pedí
a la vergüenza , estará
con lo que he dicho hasta aquí,
pues aun más la he menester.
¡Oh, tuviera algún sutil
ingenio inventado frase
para decir sin decir!
Excusárame de que,
volviéndose él a asistir
el imperio de las luces,
hubo noche en que me vi
obligada a que en los mimbres
de un canastillo sutil,
bien como áspid del amor,
entre uno y otro matiz,
fïase del jardinero
de quien antes me valí,
no sé qué reciente flor,
por lo pálido alhelí,
por lo enamorado lirio
y por lo tierno jazmín.
 

CLIMENE

Súpolo Diana, y saliendo
a ese intrincado país
a lidiar fieras, me dio
la investidura, ¡ay de mí!,
de su imperio, destinada
no solo a ser desde allí
fiera más fiera de fieras,
pues me dijo en su confín,
echando voz de que a manos
de una dellas perecí,
a la merced de su honor,
sin que ni escapar ni huir
pudiese, siendo de un duro
tronco a que atada me vi
a un lazo, esposa la rama,
y a otro, grillo la raíz.
Apolo, que tenía a un tiempo
indignados contra sí
a Júpiter y a Dïana,
o no me pudo asistir
o no quiso, que sería
lo más cierto, si advertís
cuánto vive el olvidar
vecino del conseguir.
 

CLIMENE

Solo el mágico Fitón,
que ya sabéis que era allí
su estancia, llegó a mis voces
y albergándome en la vil
bóveda suya, queriendo
della otra aurora salir
a investigar mi fortuna,
me dijo: ¡Triste de ti
el día que dese centro
salgas, Climene, a vivir
en oprobio de Diana,
pues este se irá tras ti
cruel el hado, que a su templo
te ha de llevar a morir!
Y no es tu daño esto solo,
sino el haber de decir
por qué mueres: con que el hijo
se sabrá; que aunque es así
que le halló envuelto en las flores
del castillo y del pensil
en que le echó el jardinero,
quien...
 

CLIMENE

 ([Aparte.]
El nombre iba a decir,
pero noto, si reparo,
aunque él me lo dijo a mí.)
Quien como su hijo le cría;
el día que él sepa de sí
y quién es, será del mundo
la ruina, el estrago, el fin,
tanto que Faetón por nombre
tendrá, que es como decir
fuego o lumbre, o llama o rayo.
Consideradme ahora a mí
entre estos dos vaticinios:
el de Diana, a quien temí,
y el del hijo a quien guardé,
obligándome a vivir
racional humana fiera.
Mas ¡ay! que aunque pretendí
heredera de Fitón,
de su cueva no salir,
la hambre y la sed me obligaba:
con que el verme discurrir
con estas pieles (de quien
me fue forzoso vestir)
el monte, dio a los pastores
que temer y que sentir
tanto que hasta Admeto y Tetis
se movieron contra mí.
 

CLIMENE

¡Oh vulgo, qué no sabrás
encarecer y mentir!
Y supuesto que ya el cielo
cumplió el que cuando a salir
del monte, al templo me traigan
a dar a mi vida el fin,
¿qué espera el acero? ¿Qué
la llama? Tiña el rubí
a esa pira, de mi cuello
el desatado carmín.
Conseguirá dos efectos:
uno, que venganza di
a Dïana; y otro, que
el horror que concebí,
muriendo en mí mi secreto,
no pueda saber de sí.

FAETÓN

Ni uno ni otro efecto ya
has de poder conseguir:
el de morir, porque yo
te libraré del morir;
y el de no decir quién es
de Apolo hijo, pues te oí,
que soy tu bien y tu mal,
y que padeces por mí
tanta deshecha fortuna;
a que se añade el decir
Amaltea por baldón
que de unas flores nací,
en que Eridano me halló:
y de uno y otro inferir
debo, y todos lo debéis,
que yo el hijo del Sol fui.
 

ADMETO

Este es loco, cuanto hay
se quiere a sí atribuir.

FAETÓN

Ya sabido, habla más claro.

CLIMENE

¿Quién pudiera prevenir
que lo que allá dicho, hubiese
de ser consecuencia aquí?
Pero yo lo enmendaré.
Lo que yo te dije...

FAETÓN

Di.

CLIMENE

Fue engañarte, por el miedo
de verme libre de ti.

AMALTEA

Y lo que yo dije fue
un acaso.

FAETÓN

Ambas mentís.
 

ADMETO

¿No digo yo bien que es loco?
Arrojadle, echadle de ahí.

TODOS

Vaya el loco, vaya el loco.

FAETÓN

Loco o no, he de presumir
desde hoy de hijo del Sol.

(Vase.)
GALATEA

El afecto que hay en mí
ayuda a su presunción.

(Vase.)
ADMETO

Eridano, ya cumplí
el voto: ahí le dejo, o viva
o no, no me toca a mí.

(Vase.)
TETIS

Ni a mí más que llevar, ¡cielos!,
que pensar y discurrir.

(Vase.)

 

EPAFO

Ni a mí más que a todas luces
el sol que adoro seguir.

(Vase.)
ADMETO

Ni a mí más que el ilustrar
a uno y a otro deslucir.

(Vase.)
ERIDANO

A mí consultar la diosa
lo que debo hacer de ti.

(Vase.)
CLIMENE

A mí llorar hasta que
se duela el cielo de mí.

(Vase.)
SILVIA

¿Y a ti qué te toca, Bato?

BATILLO

Pegar, ver, callar y oír.