Dos Palabras
Nota: se ha conservado la ortografía original, excepto en el caso de la preposición á.
QUE PARECEN DEL AUTOR Y SON DE OTRO
Este libro, como tal libro, ó sea considerado
en conjunto, se ha formado solo: es una
generación espontánea: no fué previamente imaginado
ni concebido por el que hoy resulta
ser su autor. — El autor se lo halló un día sobre su
mesa, como llovido del cielo ó abortado por el infierno,
diciéndole descaradamente:
«Aquí he venido, y aquí estoy. Reconóceme ó reniega de mí.
»Dame nombre y apellido, ó échame á la Inclusa.
» Coleccióname entre tus obras, ó regálame al archivo
»de tus pecados literarios.»
» Quiere esto decir (dejándonos de metáforas) que
»el autor, al repasar en un momento de ocio y sin
«ningún propósito determinado, una porción de estudios
»de costumbres, escritos por él en diferentes
»épocas, y que nunca había llegado á publicar, y
» otros que, si han aparecido sueltos en tal ó cual
» periódico, tampoco figuraban en las colecciones de
»novelillas, versos y artículos que corren con su
«nombre, cayó en la cuenta de que la mayor parte
»de aquellos trabajos casuales, y al parecer heterogéneos,
»tenían mucha conexión entre sí,
»no carecían de congruencia artística y unidad moral, y
»aun podrían constituir un libro completo, sólo con
»que se les hallara el común denominador, ó sea
»un título genérico adecuado á la idea dominante.»
Esto, sobre poco más ó menos, decía mi antiguo y muy querido amigo D. Pedro Antonio de Alarcón, en el prólogo de su deleitoso libro Amores y Amoríos, y esto es lo único que á mí se me ocurre repetir al ordenar los originales de éste, que siendo una sucesión de impresiones producidas por las costumbres del mundo en que vivo, debe llamarse «Costumbres malas», ó «Malas costumbres», porque buenas no son las que en el libro observo y á mi modo censuro. Culpa será del mundo, y no mía.