Dominus vobiscum
Bosteza el buen Domingo, zángano de semana... El trapero del burgo ronda las callejuelas; y enluta el Seminario, en dos sordas estelas, su desfile simétrico, de una misma sotana. Junto a la fuente, donde chocan sus castañuelas los sapos, el "elenco" debuta en la tartana; y beato, sobre tantas mansedumbres abuelas, el cielo inclina un gesto de bendición cristiana. Dos turistas, muñecos rubios de rostro inmóvil, maniobran la visita de un fogoso automóvil... Con su lente y sus frascos y su equipo de viaje, investiga el zootécnico, profesor de lombrices, y a su vera, dos chicos, en un gesto salvaje, atisban, con los húmedos dedos en tas narices.