Doña Bishodie
de Juan Valera


Al ir a confesarse una beata se jactó mucho con el Padre de que sabía rezar en latín y le rogó que le hiciese rezar algo en dicha lengua.

-Pues diga usted el Padre Nuestro: -le dijo el Padre.

La beata empezó a rezar, trabucándolo todo e inventando un latín verdaderamente fantástico e inaudito.

El Padre la oyó con paciencia hasta que la beata llegó a decir:

-Don Cotidiano, Doña Bishodie.

Interrumpió entonces la oración y dijo al Padre:

-Todo lo comprendo, pero no caigo en quién pueda ser esta Doña Bishodie.

-Sí, hija mía, contestó el Padre: es muy sencillo; la mujer de D. Cotidiano.