Diario Oficial de El Salvador/Tomo 61/Número 158
Sección Editorial
editarEl Decreto de Ayer
editarLas circunstancias anormales porque el país atraviesa en estos momentos, en que se necesita de la mayor cantidad de fuerzas materiales y morales para hacer frente á las provocaciones del Gobierno de Guatemala, justifican la actitud asumida por el de El Salvador; actitud resuelta y extraña á otro género de contemporizaciones. La declaratoria del Estado de Sitio, supremo recurso á que apelan los Gobiernos débiles y desprestigiados al principio de cualquier emergencia, se ha venido á imponer á última hora en el ánimo del Ejecutivo salvadoreño, no como una medicina heróica y desesperada, sino como un medio administrativo para imprimir más vigor al espíritu público, y proceder, en caso necesario, con todo el rigor que demanda el estado de cosas creado por un gobernante vecino, enemigo jurado de El Salvador y de todo lo que es salvadoreño.
Esa declaratoria viene también á cerrar la puerta al espionaje del exterior, y servirá, á su debido tiempo, para poner á raya á los enemigos, francos ó embozados, del Gobierno, que se encargan de propalar ó de inventar noticias falsas, con el ánimo de crear dificultades á los que mandan; y que se ufanan en hacer comentarios absurdos, contando, para ello, mejor dicho, para su impunidad, con la indulgencia extrema con que se les ha visto y se les ha tratado hasta la fecha.
La implantación del Estado de Sitio, por otra parte, no implica, en la actual emergencia, debilidad en la Administración, ni el deseo de vengar ofensas; pues el Supremo Gobierno, descansando, como descansa, en la opinión pública, y contando, como cuenta, con sobrados elementos para hacerse respetar, tanto en el exterior como en el interior, tiene confianza en sus propias fuerzas y sólo quiere no encontrar obstáculos en el camino emprendido. y Mientras cuente con el apoyo del pueblo que pelea, del que empuña el fusil para defender la Patria y sabe morir valientemente por ella, ni teme agresiones, ni está dispuesto á ceder una sola línea en cuanto atañe á la dignidad nacional y á los sagrados intereses cuya custodia se le ha confiado.
El Gobierno por lo demás, tiene el propósito de usar discrecionalmente de las facultades de que lo inviste la Ley de Estado de Sitio, según lo requieran las circunstancias; y así, se ha visto anoche una manifestación pública de muchos ciudadanos, que el Gobierno toleró no solamente, sino que vió con agrado, y que se presentaron ante el señor Presidente de la República con toda libertad, como en tiempos normales. Pero, si las reuniones políticas se efectuaren con carácter subversivo, el Gobierno dejará á los culpables bajo el rigor de las leyes militares, sin contemplación de ninguna clase.