Consuelos espirituales

​Almanaque del espiritismo​ (1873)
Consuelos espirituales

Nota: Se ha conservado la ortografía original.

CÍRCULO ESPIRITISTA DE CÓRDOBA.


CONSUELOS ESPIRITUALES.
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Al paso que la razon se eleva, conoce tu pequeñez y admira la grandeza del Omnipotente. Nunca el hombre es tan grande, como cuando conociendo lo infinito de su Creador dobla ante Él su cerviz y somete a la infinita su voluntad. Reconociendo á Dios, reconoce a su bien infinito, a su esperanza; por lo tanto, su natural y constante protector, su consuelo y su dicha. Nada hay en lo humano que al hombre pueda satisfacer y agradar tanto, como abstenerse de cuanto le rodea y reclinar su espíritu abatido por los embates del mundo, en el tierno regazo de su Dios.

Ninguno llega a Dios, que no sea consolado en sus adicciones, que no salga refrigerado del ardor de las pasiones, que no sea iluminado con luces sobrehumanas y lleno de afectos santos, que embalsaman y cicatrizan las heridas del pecado. Jesús es el verdadero modelo que debe el hombre imitar, y sus esfuerzos para conseguir esta imitacion son del todo guias al Eterno Padre.

Vivid tranquilos, pues la regeneracion social ha empezado; el hombre va conociendo el cúmulo de males en que el ciego materialismo y el egoismo positivismo le precipita y busca un sendero mas suave y más derecho para llenar su destino. Grandes cosas vais á presenciar; pero tened fe y confianza y siempre vereis la mano poderosa que os ayuda. Vale más esta defensa invisible que los materiales de guerra con que otros se preparan, No ceja el hombre en lo oracion y con ella triunfará en todos los peligros por más grandes que estos sean.

Cuando veais que el desbordamiento llega a su término, esperad pronto La regeneracíon social: la sociedad va entonces a transformarse; la luz va a sustituir á las tinieblas. Años sin fin han de pasar hasta que la regeneracion está terminada; pero estos años son como un punto en el libro misterioso y sublime de la eternidad. Muchas de las cosas anunciadas por los libros sagrados, se han cumplido; pero muchas otras empiezan á cumplirse y se cumplirán completamente.

Hombre, abre los ojos; mira cuanto te rodea y reconoce que solamente el escudo de la divina justicia, puede darte en la lucha que has emprendido, luz y verdadera vida. Descorre el denso velo que cubre tus ojos, y conoce que no es la soberbia y el egoísmo el medio de santificarte y de llegar á tu fin dichoso. Tu falsedad te condena, tu desmoralizacion te confunde y en medio de tu desenfreno y olvido de tu Dios, tu conciencia se seca como planta que el jardinero abandona. ¿Quién pondrá remedio á tus desgracias? ¿Quién remediará tus males? ¿No oyes los clamores de la viuda que gime, del huérfano que desfallece, del anciano que se mira hollado por la juventud en vez de prestarle su apoyo? La fe falta en tus tribunales; la estafa se practica con descaro é impunemente, y todo lo más canto se vende á un mezquino interés mundano. Dios es el único que puede poner coto á este general estravío de la razon humana. Corre á Él con entusiasmo; busca en Él lo que en la tierra no puedes encontrar.

UN ESPÍRITU PROTECTOR.