Conocer por el olfato
Conocer por el olfato.
Estando en Salamanca de broma muchos estudiantes, el uno de ellos soltó una pluma de la cola, de esas tan modestas que con dificultad se perciben.
Escusándose todos de lo hecho, dijo el mas resabido:
— De Perico es, yo lo sé de cierto.
Respondió el acusado:
— Dice la verdad, porque él demasiado conoce mi género.