Compendio de Literatura Argentina: 15

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.



Suave y delicada por naturaleza, es la lira de Carlos Guido Spano, nacido el año 1829 en Buenos Aires.

Su musa se mantiene con noble actitud en la región serena, desde la cual se descubren hermosas perspectivas, y donde la pasión, perdiendo su intemperancia, llega á transformarse en dulce y apacible sentimiento.

Su Aurora es un magnífico saludo á

¡El sol! monarca del alto coro
De estrellas, magno, sacro, inmortal;
Guerrero inmenso del casco de oro,
Padre del día bello y triunfal!


Encantan por su novedad, Las horas, y por su lozanía fresca y jóven los ¡Quince años!

Ocupan lugar preferente en sus poesías, las traducciones y arreglos del griego, como Pablo el Silenciario, Rufino, Meleagro, Filodemo, Antipater de Tesalia y algunas otras en que imita á los autores clásicos, con notable semejanza, ya en el carácter, ya en los giros de las frases, uniendo á esto el mérito de ser él el primer traductor de estas composiciones.

Pero en este género, su mejor trabajo es la Oda de Safo á Venus, en que rivaliza con ventaja con otros traductores como Boileau y Deschanel.

Por la ternura del sentimiento que la inspira, y por su ejecución poética, es notable su composición A mi madre.

Una voz interior, un himnno grave,
Vibra en mi seno, ¡oh madre! sin cesar,
Ora navegue en lago azul mi nave,
Ora con furia la quebrante el mar.
........................................
........................................
Corra humilde mi vida, obscura, exigua,
¿Qué da? brillo, poder ¡vana ilusión!
Guarde yo de tu amor la llama antigua,
Alce la mente á la inmortal región.
Y aquel himno inefable que no alcanza
Voz ninguna en la tierra á traducir,
Le sentiré cantar con mi esperanza,
Me arrullará benéfico al morir.


Entre las notas sentimentales de Guido Spano, están la Elegía á la memoria de José Varella, escrita en portugués, y sobre todas, la inmortal Nenia, llanto sublime de un pueblo, que gime destrozado por guerra cruel.

Está concebido en una sencillez de formas que encanta y conmueve.

En idioma guaraní,
Una joven paraguaya,
Tiernas endechas ensaya,
Cantando en el arpa así,
En idioma guaraní.
¡Llora, llora urutaú
En las ramas del yatay,
Ya no existe el Paraguay,
Donde nací como tú:
Llora, llora urutaú!


En la inspirada composición Al pasar, existe toda la intensidad de un episodio vivido, que se inicia poéticamente con una sonrisa y termina en una lágrima. El diálogo es tierno y sencillo, su forma correctísima, lo que agregado á la naturaleza sentimental de su argumento, hacen que «Al pasar», sea una de las poesías más completas de Guido Spano, pues se reflejan en ella sus rasgos más característicos.

Víctor Hugo, es un himno al insigne poeta francés, pero sobrio y majestuoso, que mereció una digna felicitación del aludido.

Inmortalitas es la más extensa composición filosófica de Guido Spano. Lástima que en ella su autor reduzca á las proporciones de una figura conceptos abstractos como son la Vida y la Muerte. Este error más propio de escultor que de poeta, no le impide sin embargo, llegar hasta la inspiración en algunas estrofas.

De carácter dramático, entre las pocas de este género, hay que citar á Corina, vestal pagana. Por su forma esquisita y su intenso sentimiento, bastaría esta pequeña composición para reconocer un artista en su autor. Entre sus muchas traducciones, son notables por la fidelidad y precisión con que han sido hechas, El Canto de Amor y A Elvira, las dos de Lamartine, imitación vaga, la primera del Cantar de los Cantares, y sentida elegía, melancólica, tierna y delicada, la última.

Es inspirada su invocación á La Noche; exquisita la sensibilidad de Amira; rebosa en paternal cariño, A mi hija María del Pilar; y está llena de sana filosofía su melancólico At home.

En 1870, la guerra franco prusiana, le inspiró su Victor por Francia y A la República Francesa.

Sus composiciones, á excepción de las últimas, han sido recopiladas en un volumen con el título de Hojas al viento.

Guido Spano es clásico por lo correcto de la forma y por la simpatía que profesa á la belleza plástica; pero su inspiración vuela, en algunas poesías, á mayor altura que la inspiración pagana, y el sentimiento que se alberga en sus estrofas, es más noble y más tierno que el sentimiento expresado en los versos de los poetas antiguos.

Ha cultivado siempre la pureza de la lengua y la pureza de la expresión, desdeñando, por instinto de su naturaleza, la forma incorrecta y desenvuelta, tan común en la literatura contemporánea.

Su inspiración es una reminiscencia platónica, que no se deleita en placeres groseros, ni se abisma en dolores profundos, ni ríe, ni se desespera.

Si alguna lágrima se desliza por su pálida mejilla, pronto se convierte en sonrisa, y sus labios perfumados modulan siempre una plácida y encantadora armonía.

Turini, en su libro «Poetas Argentinos», emite un juicio tan exacto y sintético sobre este autor, que no resistimos al deseo de trascribirlo, para terminar con él esta rápida monografía. «Los argumentos de Carlos Guido Spano son, casi siempre, dignos y elevados; á veces son modestos y humildes, vulgares nunca. Su inspiración es expontánea; su forma es propia y determinada, adecuada siempre al argumento. Sus imágenes son siempre bellas; á veces son un prodigio de verdad, otras veces atrevidas, casi nunca incompletas. Su dicción es, sin ser académica, correcta; sus colores son variados, combinados con esmero, magníficos. En todo él hay calor, afecto, sinceridad, ímpetu, generosidad; hay amor á lo bueno y lo bello; hay sentimiento inmediato de la naturaleza; aspiraciones sanas; adoración de lo puro; idolatría por la libertad y elevado culto á la fraternidad cosmopolita.»