Miosotis

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Alargó la mirada intensamente

y con ella abarcó las serranías,

húmedas azulosas y bravías

que sirvan de escabel al sol naciente.


Yo, que ya coronaba la pendiente

del más abrupto monte, entre las frías

nieves y brumas, las miradas mías

torné, lloroso, hacia la dulce ausente.


Estaba en el balcón, llena de duelo,

solitaria, mirando hacia el lejano

monte en que me perdía!... Abrióse el cielo


Y cuando en luz el sol anego el llano,

ella aún agitaba su pañuelo

como una garza muerta entre su mano!