Cercada tiene á Coímbra

Nota: Esta transcripción respeta la ortografía original de la época.


XVI


C

ercada tiene á Coímbra

aquese buen rey Fernando;
siete años duró el cerco,
que jamás lo hubo quitado,
porque el lugar es muy fuerte,
de muros bien torreado.
No hay vianda en el real,
que todo lo habían gastado.
Ya quieren alzar el cerco,
al Rey monjes han llegado
de aquese gran monasterio
que nombrado era Lormano,
que con trabajo crecido
habían mucho trigo alzado,
mucho mijo y aun legumbres,
y al Rey todo se lo han dado,
rogándole no alce el cerco,
que darían vianda abasto.

El Rey se lo agradeció ,
tomó lo que le fué dado,
partiólo por sus campañas,
viandas les han abondado;
quebrantaron muchos muros,
los moros se han amistado.
Dádose habían al Rey
la villa y todo su algo;
sólo fincan con las vidas,
que el Rey se las ha otorgado.
En tanto que dura el cerco
un romero había llegado,
que viene de allá de Grecia
al apóstol Santiago.
Astiano había por nombre,
obispo es intitulado:
faciendo estaba oración
ante el Apóstol muy santo.
Astianos oyó decir
que el apóstol Santiago
entraba en las grandes lides
armado y en un caballo
á pelear con los moros
en favor de los cristianos.
El Obispo que lo oyó
muy mucho le había pesado:
—Non le digáis, caballero ,
pescador era llamado.—
Y con esta gran porfía
dormido se había quedado.
Santiago se le aparece
con llaves en la su mano,
y con muy alegre rostro
dijo:—Tú faces escarnio
por llamarme caballero,
y en ello tanto has cuidado.

Vengo yo ahora á mostrarte
porque no dudes en vano.
Caballero soy de Cristo,
ayudador de cristianos
contra el poder de los moros,
y d’ellos soy abogado.—
Estando en estas razones
traído le fué un caballo;
blanco era y muy hermoso.
Santiago le ha cabalgado
guarnido de todas armas,
limpias, blancas, relumbrando;
y á guisa de caballero
á ayudar va al rey Fernando,
que yace sobre Coímbra
había ya siete años.
—Y con estas llaves mismas,
dijo, que llevo en mis manos,
abriría yo el lugar;
mañana el día llegado
daréselo yo al Rey,
que lo ha tenido cercado.—
Y en aquesta propia hora
al Rey lo había entregado.
Nombróse Santa María
la mezquita que han hallado,
consagrándola en su nombre;
y en ella se había armado
caballero don Rodrigo
de Vivar, el afamado.
El Rey le ciñó la espada;
paz en la boca le ha dado,
no le diera pescozada
como á otros había dado,
y por hacerle más honra
la Reina le dió el caballo,

y doña Urraca la infanta
las espuelas le ha calzado.
Novecientos caballeros
don Rodrigo había armado;
mucha honra le hace el Rey,
y mucho fuera loado,
porque fuera muy valiente
en ganar lo que es contado,
y en otros muchos lugares
que á su Rey ha conquistado.