Canciones Surianas/Los alacranes

Canciones Surianas
de Juan Bautista Delgado
Los alacranes
LOS ALACRANES.
A Amado Nervo.
El bigote de mi boca
sobre la tuya al besarte,
parece alacrán bermejo
sobre una rosa de carne.
(Canto popular.)


Es la siesta de oro. Ya el Sur mansamente
dormitando yace;
la afanosa araña su nipona seda
teje infatigable;
llueve sobre toda la Tierra Caliente
lumbre tremulante,
y fingen crisoles hirvientes los ríos
y su guitarrico la cigarra tañe.

Míralos: del fondo negro del terruño
que cubren las greñas de los yerbazales,
de entre los rastrojos del jacal indiano
y de entre las crústulas de los viejos árboles,
buscando los rayos del Sol, ya saliendo
van los alacranes!

Míralos: ansiosos, tijereteando
van entre la yerba sedientos de sangre;

todos los insectos que á su paso encuentran,
vampiros aleves, los tornan cadáveres.
¡Oh los traicioneros, oh los malhechores,
oh los criminales!
Doré á los dragones que grabó en las páginas
del libro de Dante,
no les dio el aspecto que tenéis vosotros,
viles alacranes....
 
¿Qué loco poeta, qué astrónomo iluso
en sus ideales,
entre las miriadas de rubias estrellas
pudo distinguiros bellos y radiantes?
¿Por qué formáis parte de los misteriosos
signos zodiacales?
¡Cómo tiemblas, niña; tal parece al verte,
pálida y cobarde,
que en el seno llevas un grueso puñado
de esos alacranes!

¡Oh criolla, mi criolla de ojos negros, como
dos lagos que asombran lúgubres frondajes;
la que tiene fina vellazón dorada
en la tez suave;
la que muestra labios frescos y purpúreos

que destilan néctar de anona fragante...
labios como ubérrimas tunas del Otoño
cuya carne pican pájaros voraces!

Bríndame tus labios—sangrientos claveles—
que al sentir el polen de mi beso amante
con supremo espasmo se estremecen.. dámelos..
Y cuando en la hamaca tranquila descanses,
yo—mísero esclavo—con un abanico
de palmsas reales,
haré que la nube de moscos se ahuyente
y seré el verdugo de los alacranes!

Entretanto, míralos: con sus ocho patas
de ganchos puntales;
la panza escamosa con su par de peines
de diáfanos ámbares;
el dorso enarcado y hecho con sortijas
pequeñas y gráciles;
vívidos los ojos múltiples; erecta
la cola y vibrante,
y abriendo y cerrando las férreas tenazas
inquisitoriales,
por entre la yerba, tijereteando
van los alacranes!