Calle
CALLE
Un callejón abierto
entre altos paredones grises.
A cada momento
la boca oscura de las puertas,
los tubos de los zaguanes,
trampas conductoras
a las catacumbas humanas.
¿No hay un calofrío
en los zaguanes?
¿Un poco de terror
en la blancura ascendente
de una escalera?
Paso con premura.
Todo ojo que me mira
me multiplica y dispersa
por la ciudad.
Un bosque de piernas
un torbellino de círculos
rodantes,
una nube de gritos y ruídos
me separan la cabeza de troneo.
las manos de los brazos,
el corazón del pecho,
los pies del cuerpo,
la voluntad de su engarce.
Arriba,
el cielo azul
aquieta su agua transparente:
pequeñas barcas de oro
lo navegan.