Belleza de Laura
Volaba la dorada cabellera
a Laura que en mil nudos la envolvía,
y de los ojos el fulgor ardía,
como el sol en mitad de su carrera.
De su piedad, o falsa o verdadera,
en el color de su rostro se teñía:
yo que al amor dispuesto me sentía,
¿qué mucho fue que de improviso ardiera?
No era su leve andar humana cosa,
sino de forma angélica y volante;
no mortal parecía, sino diosa:
y al mirarla así sola semejante
por lo bella, modesta y pudorosa,
yo ser juraba su inmortal amante.