Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

XLIII.

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Así va el mundo: yo esperé escaparme,
Cruel fortuna, de tu mano ayrada;
Con esperanza al parecer fundada
Tan bien, que con razon pude engañarme.

Ya no lo espero; pues que veo robarme
Mi dulce y cara libertad guardada
con tanto afan, y comenzar jornada
Tan dura, que por fuerza ha de acabarme:

Las armas rindo; y llámome vencido
Tuyo: de hoy mas mi libertad, mis años
Ofrezco á tu perpetua servidumbre:

La mano nó, que aunque liviana ha sido,
Agora avisará de tu costumbre,
De tu incierta esperanza, y ciertos daños.