Amar y querer (Dolora)

Obras Completas de Eusebio Blasco
Tomo I, Sección II, Veladas de Verano.
Amar y Querer (Dolora)
de Eusebio Blasco

Nota: se ha conservado la ortografía original, excepto en el caso de la preposición á.


AMAR Y QUERER



DOLORA

—¿Por qué lloras, bella Elisa?
¿Quién es causa de tu llanto?
—Mi amante.
                 —¡Jesús! ¡qué risa!
¿También tu amas?
                 —Es precisa
esa pasión.
                   —¡Bah! ¡no tanto!
Yo no he querido jamás
a nadie.
                  —¿Qué desgraciado!
Pues ¿cómo así?
                  —Ahí verás.
—¡Ah! ¡corazón no tendrás
si en tu vida no has amado!

   —Alto: amar es otra cosa
que querer, Elisa mía.
    —¡La salida está graciosa!
¿Que más dá?
                 —Tu eres dichosa...
sino, te lo explicaría.

¡Dichosa, y estoy llorando!
Explícate
                       —Voy allá...
pero, Elisa, en acabando
le definición, te mando
que no la recuerdes ya.
   Querer, es loco deseo;
amar, es pasión profunda:
cualquier loco devaneo
—lo digo como lo creo —
tan sólo en querer se funda.

   Amo, dice venturoso
el galán enamorado,
junto a su bella dichoso;
quiero, dice pesaroso
el que va a tomar estado.

   Después del amo, la vida
es feliz, se pasa breve,
y todo a gozar convida.
El quiero, al hombre intimida
si a pronunciarlo se atreve.

   El amante, por su bella
hace al día mil locuras
siempre guiado por ella.
El esposo arma querella
con sol, con luna y a oscuras.

   ¡Feliz quien ama y no quiere,
y por no querer se muere,
y por querer pierde vida!
¡Pobre del alma dormida
si por querer se durmiera!

   Esta es, Elisa, mi fe,
amar es la verdadera,
querer, rara invención fué;
ninguna mujer hallé
que no quererme quisiera.

—¡Ay, Román!
         —¿Qué te ha pasado?
—Con mi amor hoy he reñido
después que me hubo jurado
que ansiaba verse casado
conmigo
            —Pues te ha querido.
—Y ¿no me amó?
           —No por cierto;
te quiso tan solamente:
y el amor le verás muerto
si te casas.
               —Te lo advierto,
¡no me amaba!
              —Justamente.

—Pues cesar quiero en mi afán
de hoy más todos me verán,
solo amar.

             —¡Jesús! ¡qué risa!
¿Te hizo efecto? ¡Adiós, Elisa!
—¡Ya te entiendo! ¡Adiós, Román!