BERTA, ÁNJELA.


ÁNJELA.- Permitidme, Señora, que me retire..., para mí no sería placentera esa magnífica ceremonia.

BERTA.- ¿No lo sería para vos?... ¿No sería placentera, decís?

ÁNJELA.- Perdonadme si mi franqueza...

BERTA.- Pero ¿qué motivo?...

ÁNJELA.- Dispensadme tanto atrevimiento... Los que hemos nacido en una clase vulgar, conservamos siempre mil preocupaciones... Yo confieso que lo serán las mías; pero no puedo vencerlas... No os faltarán, Señora, damas de honor ni jóvenes muy lindas, que os acompañen al altar... Permitidme..., permitidme que me retire...