Advertencias a los navegantes a estos destinos
1.º Todo aquel que del Rio Negro salga haciendo viages á la Bahía de
Todos Santos, debe emprenderlo con vientos del tercer cuadrante,
teniendo presente la hora de la pleamar en Punta Rubia, para doblarla
á aquella hora sin perder minuto de tiempo, en esta inteligencia, y en la de que es la pleamar en el Rio Negro dos horas antes (con
diferencia de pocos minutos) que en Punta Rubia, en las cuales es
imposible hacer esta navegacion. Deberá salir del Rio Negro á media
marea creciendo, y precisamente por la canal del N de su barra, y en
este caso tiene cinco horas para navegar esta distancia, que con un
pampero fresco, haciendo fuerza de vela, es tiempo suficiente para
hallarse en dicha Punta al punto de la marea; no debiendo separarse al doblarla mas que 18 pasos de la baliza que en ella está clavada, por ser la canal sumamente angosta, y precisa al pasar por ella, en cuanto no se haga otro reconocimiento mas prolijo, en que se sepa si hay otro paraje que proporcione la entrada en dicha bahía con mayor facilidad.
2.º Si los vientos con que salga del Rio Negro fueren bonancibles, y
en el término arriba expresado viere que no puede alcanzar á Punta
Rubia, deberá mantenerse inmediato á Punta Rasa á la vela, ó dado
fondo, contando con 14 horas que tiene precisamente que estar afuera:
pues corriendo la costa desde esta punta basta la Rubia N S de la
aguja, y desde ella para el Rio Negro NE SO asimismo de la aguja, si
le entra algun tiempo, nunca le puede ser enteramente travesía, pues
el mas travieso lo deja navegar en 10 cuartas, y así se halla, estando en esto paraje, en términos de seguir su viage, ó retroceder al Rio Negro, San José ó San Antonio à refugiarse; lo que no sucederá si se hallare à sotavento ó barlovento de la expresada Punta Rasa.
3.º Si hallándose ya al N de Punta Rasa, le entráre algun tiempo del S SSE SE, y mas si fuere de noche, procurarà aguantar hasta qae
considere ser tiempo de seguir à embestir à Punta Rubia à la hora de
pleamar, sin pensar en amarrarse; porque en la latitud de 40° 45'
toqué ya con la quilla de la embarcacion que hoy tengo á mi cargo,
cuando vine al reconocimiento del Rio Negro al principio de la
expedicion, y en 12 palmos de agua no se vé la tierra, y sí el
horizonte cerrado, de lo que revienta la mar encima de los bajos: cuya advertencia puede servir tambien á los que viajan à Buenos Aires, para que les dén el correspondiente resguardo.
4.º Si doblando Punta Rubia le diere el viento escaso, puede dar
fondo, pues estando ya de la parte de adentro, no hay mucha marejada,
porque esta quiebra en los bajos de afuera: pero con la advertencia de que sea con la mejor ancla que tenga, por la mucha corriente que hay.
Esto es en caso de estar la marea parada ó bajando, que si creciere, puede, aunque sea el viento enteramente de proa, voltejear, pues con la ayuda de la corriente, que lo menos que corre en las cuadraturas lunares es 4 millas, muy breve se hallarà al O de la Isla de las Gamas, é inmediato al Arrojo Hondo, en cuyo sitio puede dar fondo, sin que temporal alguno le pueda incomodar. Pero de ningun modo permanecerà fondeado en Punta Rubia mas tiempo que hasta que la marea empieze á crecer porque, ademas de la mucha corriente, es malísima la tenazon, y mucho fondo, por lo que debe hacerse á la vela antes que la marea tome mucha fuerza, que de lo contrario le costará mucho trabajo.
Los bordos que diere puede rendirlos en tierra, que es todo limpio y hondable hasta el viril, pero tendrà sumo cuidado con el bajo de afuera, por no dar de mucho fondo de repente sobre él.
5.º Estando ya adentro de la angostura que hace la Isla de las Gamas
con tierra firme, se puede dar fondo en toda la bahía sin cuidado;
teniéndolo solo de que no sea sobre algun bajo, y atendiendo á que si
diere fondo en pleamar, le quede agua suficiente cuando esta baje para quedar en flote: en la inteligencia que lo que crece y mengua en este paraje en las mareas ordinarias, y con viento del cuarto cuadrante, es bruza y media, y con los vientos de afuera crece mucho mas, y segun la fuerza de los temporales que la impelen.
6.º Pasando de la Bahía de Todos Santos á Bahía Anegada, es menester
atender á la diferencia que hay en las mareas de una á otra, que es de 3º 27' (como se deduce de las observaciones que se expresan en el
diario), para poder navegar y fondear con la posible seguridad, de no
quedarse sobre algun bajo, de los infinitos que tiene: en inteligencia de que, con corta diferencia, tanto crece y mengua en una como en la otra.
7.º Ninguno debe navegar de noche en ninguna de estas dos bahías por
no arriesgarse á quedar varados; y en cualquiera paraje de ellas que
dé fondo, puede estar seguro de su tenazon.
8.º De dia se debe navegar de dos tercios de marea, creciendo para
adelante, á fin de tener agua sobre los bajos para pasar, y al mismo
tiempo si varáre, puede con facilidad sacar la embarcacion, creciendo
el agua.
9.º El paraje se señala con 4 anclas al O de la Isja de los Lobos, de
4 y 5 brazas de aguas, que entra á la Canal de Villarino; es de
fuertísima tenazon, y si sale á la mar ancha, sin bajos que estorben
la entrada en él, embarcaciones mayores, como lo creo con bastante
probabilidad, podria muy bien servir para refugio de ellas, y hacer
aguada, porque el paraje es segurísimo, y desde allí al Colorado vá
seguro cualquier cayuco, desde el cual haciéndose á la vela para el
Colorado hasta la Punta de los Zaramagullones, deberá navegar de dia y de bajamar, porque cuando está esta crecida, se cubre todo el
desplayado y no se conoce la expresada canal; y al contrario, de
bajamar todo queda en seco, á excepción de ella. Y para navegarla de
continuo se necesita abalizarla, bien entendido, que toda la distancia que hay desde la Punta de los Lobos hasta el Colorado, es puerto seguro; y entrando dentro de la canal expresada, con toda seguridad se puede navegar, hasta con canoas.
10.º Desde la Punta de los Zaramagullones hasta entrar en el Colorado, debe navegar de marea crecida, y á cualquiera hora, arrimando el costado de la embarcacion á las balizas, que allí dejé puestas á mi salida, dejándolas por la parte de babor.
11.º Para venir del Colorado al Rio Negro es menester, inmediato al
Arroyo Hondo, esperar viento al propósito para hacer esta navegacion,
particularmente si es por el invierno, cuando los dias son cortos, los temporales muchos, y las noches penosas, largas y arriesgadas en
estos. Los vientos mejores son de NE al NO. En esta atencion debe
salir de Punta Rubia á la pleamar, y hacer bastante fuerza de vela, á
fin de llegar al Rio Negro en el mismo dia de marea crecida, y entrar
por la canal del N de su barra. Luego que la pase por la canal
expresada, orzará á arrimarse á la punta del N que forma la boca del
rio, así por tomar del mismo bordo el fondeadero, como por dar
resguardo á un bajo chiquito que se halla á sotavento.
12.º Siempre que los vientos sean del segundo ó tercer cuadrante fuertes, y haya mucha mar de leva, de ningun modo entrará por la expresada canal del N de la barra, porque en este caso es mucho mas seguro entrar por la del S, en la cual no altea tanto la mar como en la del N, por quebrar en los bajos de afuera, y los vientos expresados son en aquella favorables.
13.º Habiendo mucha marea de leva (esto es de un temporal desecho)
debe tener presente, que en la canal del N altea la mar mucho, porque
no tiene resguardo alguno de la parte de afuera, y el que viniere á
entrar por ella, debe contar con 9 palmos de alzada: cuya experiencia
hice en este viage, que asegurado de la agua que habia, por las
repetidas observaciones que tengo hechas, y que precisamente tenia lo
menos dos brazas, embestí la barra que rompia de punta á punta, con
marejada tan disforme cual nunca he visto en ella, y hallé las dos
brazas mencionadas: pero toqué muchas veces, mandando la embarcacion
solo 7 palmos de agua.
14.º Desde el Rio Negro al Colorado pueden muy bien navegar chalupas,
y barquear de una parte á otra víveres y algunos útiles, teniendo agua en el paraje à donde ahora dejè las pipas: y aunque salgan del Rio Negro con un pampero desecho, no hay que temer, porque van abrigadas, no separándose mas que una cuadra de la costa; y como mandan poca agua, hallan entrada á cualquier hora en Punta Rubia, y doblada esta, cualquier bote con seguridad puede navegar al Colorado. Pero si se estableciese tragin de un rio á otro, serian à propósito balandras ó goletas, que cargadas no mandasen arriba de 5 ó 6 palmos de agua, las cuales hallan agua à un tercio de marea creciendo, para pasar por todas las barras, y sobre todos los bajos que hay de una à otra parte.
Las advertencias referidas, de las cuales me parece no debe ningun
navegante despreciar lo mas leve, las sujeto como debo à la correccion de mejor juicio, y á la enmienda de lo que en lo sucesivo vaya adelantando la experiencia: que asì como esta fuere creciendo, así habrá mas que añadir y quitar; y mas si se hace exacto exámen de esta costa, las dos bahias por la parte de afuera, sus bajos y canales que entran à ellas, levantando geometricamente su plano, y balizando algunos canalizos para mayor seguridad de las embarcaciones: lo que à mi me ha sido imposible egecutar, así por lo riguroso de la estacion como por la poca proporcion que mas que, como conocen los inteligentes, se necesita para ello de mucho mas tiempo, estacion proporcionada, y mayores arbitrios.
NOTA.--El puerto que está al O de la Punta de los Lobos, señalado con
cuatro anclas, del cual hago referencia en la advertencia 9º, ademas
de ser segurísimo y capaz de anclar en él muchas embarcaciones mayores y menores, tiene la gran ventaja, de que solo puede servir para que nuestras embarcaciones vayan à èl à proveerse de lo necesario: lo que no puede hacer otra ninguna embarcacion que no sea de la nacion ó de alguna aliada nuestra; pues siendo enemiga, no puede por camino alguno hallar ningun socorro. La razon es, porque embarcaciones mayores no pueden llegar al Colorado, y aun lanchas y botes es menester esperar marea para entrar mas adentro de la Punta de los Zaramagullones, y precisamente á tiro de piedra de tierra, que no hay mas distancia que 60 brazas. Antes del expresado sitio, ni aun en èl, desde la Punta de los Lobos, es imposible hacer desembarco, por no ser transitable por el fango suelto de que se compone todo aquel terreno: en cuyo supuesto la embarcacion, que por los nuestros, ò con su consentimiento (en caso de estar habitado el Colorado) no sea socorrida, no tiene mas arbitrio que perecer, entregarse ò marcharse.
El fango, de que digo que está compuesto este parage, es tan suelto, especialmente por las orillas de los arroyos, que un perro que en una ocasion saltò del bote, y nadando salió al expresado fango, tuvimos que ir con el mismo bote à buscarle, porque luego que se clavò ya no pudo salir.
Algunos de los marineros que llevè se han visto en bastante riesgo de perder la vida, queriendo hacer pruebas à veces à pasar algun pantano ó arroyo, que por casi seco les parecia chico.
Y ùltimamente, siempre que este puerto tenga salida libre á la mar, como con bastante fundamento lo presumo, vuelvo à decir, que me parece solamente bueno para la nacion que ocupe el Colorado.
A bordo del bergantin _Nuestra Señora del Carmen y Animas_, al ancla en el Rio Negro, à 8 de Agosto de 1781.