Cuentos, adivinanzas y refranes populares (Caballero)
Acertijos populares 1​
 de Fernán Caballero


1

Un tercero en este mundo
a Dios limosna pidió;
Dios le dio lo que pedía,
mas de un cuarto no pasó;
y al regocijo del cuarto,
se gastó más de un millón.

2

De bronce el tallo,
las hojas de esmeralda,
de oro el fruto,
las flores de plata.

3

Una estancia abovedada,
donde el eco se recrea;
un batallón de soldados
repartido en dos hileras;
no son los más fuertes machos,
que son las más fuertes hembras;
está una mujer entre ellas
por parlanchinota presa.

4

Cuando más chicos, más grandes;
cuando más grandes, más chicos.

5

Soy alguacil de las damas
y ministro singular,
ando cargado de varas,
sin prender ni castigar.

6

Yo y mi hermana, diligente,
andamos por un compás,
con el pico por delante
y los ojos hacia atrás.

7

En Francia fuí fabricado,
en España soy vendido,
y con afán por las damas
siempre he sido pretendido.
Si me prenden, prendo;
si me sueltan, soy perdido.

8

Somos muchas compañeras,
que unidas y de un color,
gastamos de tres maneras,
aunque alguna tal cual vez
trastornamos la mollera.

9

Es una red bien tejida,
cuyos nudos no se ven,
y duran toda la vida.
En esta red de pescar,
unos claman por salir,
y otros claman por entrar.

10

En el aire me crié
sin generación de padre,
y soy de tal condición,
que muero y nace mi madre.

11

Di la muerte al concebir
al que me vino a buscar,
cuya muerte he de pagar
al tiempo de yo parir.

12

La última soy en el cielo,
con Dios en tercer lugar,
me embarco siempre en navío,
y nunca estoy en la mar.

13

Una, una y una,
una, dos y tres,
contaban dos amantes,
contaban veintitrés,
contaban dos amantes,
y no contaban cien.

14

Me llaman pan, sin ser pan.
tengo voces de alegría,
y me sacan en los días
de mayor celebridad;
de bofetadas me dan,
y yo, puesto en un madero,
pienso de que fuí cordero,
mas no soy Dios ni soy pan.

15

Preñado dicen que estoy,
y jamás a parir vengo;
lomos y cabeza tengo,
y aunque vestido no estoy,
muy grandes vidas mantengo.

16

Ayer era, hoy no soy,
ayer no era, hoy sí.

17

¿Quién fue el que no nació,
y su madre se lo comió?

18

Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar;
el que mi nombre acertare,
sólo dirá la mitad.

19

En el campo me crié,
metida entre verdes lazos;
aquel que llora por mí,
ese me hace pedazos.

20

Soy alto y hermoso,
ando a la ventura,
por do paso corto,
y coso sin costura.

21

Justo me llaman, y doquier
soy alabada sin tasa;
a todos parezco bien,
nadie me quiere en su casa.

22

Dime, si eres entendido,
esto cómo puede ser,
que ni tres son más que dos,
ni dos son menos que tres.

23

El boticario y su hija,
el médico y su mujer,
se comieron nueve huevos,
y les tocaron a tres.

24

Dos son tres, si bien se advierte;
tres son cuatro, si se mira;
cuatro, seis, y de esta suerte,
seis son cuatro, sin mentira.

25

Un convento chiquitito;
las monjas son de marfil;
más arriba dos ventanas
más arriba dos espejos,
y más arriba la plaza del pensamiento.

26

El que la hace, la hace cantando;
el que la busca, la busca llorando;
el que la disfruta no la ve.
¿Qué es?

27

Al ver dos hombres que venían,
dos mujeres, una a otra, decían:
Allí vienen nuestros padres,
maridos de nuestras madres,
padres de nuestros hijos
y nuestros propios maridos.

28

Más de veinte vecinos
en una sala,
los que nunca se juntan,
y nunca se hablan.

29

Encerrada siempre estoy,
en invierno y en verano,
y sólo me dejó ver
de médico y cirujano.

30

Limpio, claro, acrisolado
es mi ser, y aunque estoy muerto,
en toditas mis acciones
alma parece que tengo;
si se ríen, yo me río;
si lloran, hago lo «mesmo»,
sólo me falta el hablar;
en lo demás, estoy diestro.

31

En el cielo no lo hubo,
en la tierra se encontró,
Dios, con ser Dios, no lo tuvo,
y un hombre a Dios se lo dio.

32

De arena un grano
puede pararme,
mas a quien sigo no hay quien lo ataje
ni en el cielo, ni en la tierra,
ni en el agua, ni en el aire.

33

Quien la hace, no la quiere;
quien la ve, no la desea;
quien la goza, no la ve.

34

Sirvo al Rey y sirvo al Papa,
al con capa, al sin ella,
tengo una mella,
y no puedo pasar sin ella.

35

¿Cuál es el hijo cruel
que a su madre despedaza,
y la madre con mil trazas
se lo va comiendo a él?

36

Con mí nadie está contento,
me rechazan con enojo;
yo mismo visito al viejo,
y a mí me visita el mozo.

37

Dos buenas piernas tenemos
y no podemos andar
sin el hombre, que sin nosotros
no se puede presentar.

38

En una cumbre me ponen
para que el aire me dé,
sirvo de guía a los hombres,
y me sostengo en un pie.

39

El enamorado esté advertido,
que queda dicho mi nombre
y el color de mi vestido.

40

Yo los sesos me devano
y en pensar me vuelvo loca,
la suegra de mi cuñada,
¿qué parentesco me toca?

41

Una serpiente feroz y ligera,
que nunca se aparta de su madriguera,
y que metida en su rincón
a muchos le causa su perdición.

42

Soy chica, y soy ligera,
y a pesar de esto, es muy cierto
que no puede ningún vivo
tomarme un ratito en peso.

43

Dime cómo podrá ser
que una planta de la tierra,
en dejándola crecer,
de macho se vuelva hembra.

44

Yo me crío en Berbería
y me compran los cristianos,
si quieres saber mi nombre,
asido estoy a tus manos.

45

Redonda como la bola
me mantengo por la cola,
tantos hijos como tengo,
a todos les doy corona,
y a mi amo pesadumbre
cuando me caigo en el suelo.

46

Príncipe fuí sin ser noble
de un Estado muy pequeño,
me concedieron poder
de predicar sin ser clérigo;
mi nombre lleva una silla,
donde me senté el primero.

47

¿Quién es el ser infeliz
que hasta la gloria llegó,
y por querer subir más
para siempre se perdió?

48

¿Qué cosa tiene el molino
precisa y no necesaria,
que no molerá sin ella,
y no le sirve de nada?

49

Más alta que Dios subí,
y en el cielo y en la tierra,
nadie se encuentra sin mí.

50

Soy clara y espero yema.

51

Iba yo por un camino
y sin querer me la hallé,
me puse a buscarla
y no la encontré;
y como no la hallé,
me la llevé.

52

Me hice un hombre de arte,
por mí el caudal más crecido,
a veces se desmorona;
yo de Reyes no he nacido
y tengo cuatro coronas.

53

Yo tengo una tía que quiero, y se llama
con nombre que a hombre
yo nunca aplicara,
porque desde luego
a mal lo tomara.

54

Estoy de día y de noche
en continuo movimiento,
siempre acortando las horas;
mira que no soy el tiempo.

55

En la ventana soy dama,
en el balcón soy señora,
en la mesa cortesana
y en el campo labradora.

56

Siempre quietas,
siempre inquietas,
durmiendo de día,
de noche despiertas.

57

Hembra soy que por la posta
ando diversos caminos,
los hombres bastos y finos
se divierten a mi costa.
En una prisión angosta
me meten sin compasión,
y todos estos tormentos
me los dan por diversión.

58

Una salita entrelarga,
en medio, una celosía;
cinco muertos le acompañan
y un vivo le da la vida.

59

En medio del mar estoy,
no soy de Dios ni del mundo,
ni del infierno profundo,
y en todas partes estoy.

60

Mi primera es madre
y nunca ha parido;
mi segunda, selva
que a nadie dio abrigo;
nace mi todo y no sabe andar,
pero por doquier se pone a trepar.

61

¿Qué cosa es la más sutil
y penetra por doquier,
y se pone junto a mí
aunque lejos está de ti?

62

Estudiantes que estudiasteis
el libro de teología,
decidme, ¿cuál es el ave
que no tiene pecho y cría,
que a los vivos da sustento
y a los muertos da alegría?

63

Volando nací, señores,
para cernirme en el viento,
y después, andando el tiempo,
pobre me veo y desnudo.
Si alguna mano me ayuda,
lágrimas voy derramando,
las cuales quedan impresas
y hablando van, y aunque mudas,
se expresan como discretas.

64

Vuelan sin que tengan alas,
dan sombra sin tener cuerpo,
son ligeras o pesadas,
tímidas o deseadas,
matan sin hierro ni espada
y resucitan al muerto.

65

Una cosa angosta y larga,
como varón soy muy dulce,
como hembra soy amarga.

66

Soy consultor de las damas
y por ellas muy querido;
nunca hablo la verdad
ni en mentira me han cogido.

67

Cabra y leña me dio el ser
y sin ellas nada soy.
Sin pie caminando voy;
susténtome sin correr;
obedécenme temblando,
y muchos pierden la vida
por no hacer lo que yo mando;
mi amo no es caballero
y se llama como yo.

68

En Granada hay un convento
con muchas monjitas dentro,
con un velo tan delgado,
que ni es de lana ni es helado.

69

Verde se nace,
negro se crían,
y entra en la plaza
con fantasía.

70

¿Quién es una hembra triste
muy secreta y reposada,
de cuerpo y alma privada
que de negro siempre viste?


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