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Escena XIV
editarDICHOS y DON CENÓN.
MAYORAL. -Despáchese usted, don Cenón.
D. CENÓN CARCOMA. -Allá voy. (Aparece a una ventana con la servilleta al pecho y la boca llena.) Pero, ¡por Dios! ¡Si no he comido!
MAYORAL. -Poco me importa. No espero un minuto. (Yéndose.)
D. CENÓN CARCOMA. -¡Hombre, aguarde usted un momento! No hago más que tomar el bastón y el sombrero. (Se retira.)
MARQUÉS DEL ROBLE. -¡Hola, el fabricante!
D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Ay mi querida doña Inés! ¡Qué lejos estaba usted esta mañana de prever lo que me está pasando!
MARQUÉS DEL ROBLE. -Vamos, tranquilícese usted: ya veremos de componerlo, y...
D. CENÓN CARCOMA. -Aquí estoy ya. (Corriendo con bastón, sombrero, la servilleta y la boca llena.)
MARQUÉS DEL ROBLE. -¡Hola, don Cenón!
D. CENÓN CARCOMA. -Señor marqués, a la orden de V. S. Tío Rebenque, agur: no me han dejado comer... (Yéndose.)
TÍO REBENQUE. -Oiga usted, don Cenón. Perdone usted... pero, si no le fuese a usted útil esa servilleta...
D. CENÓN CARCOMA. -¡Maldita cabeza! (Tirándola.) Aguarde usted..., aguarde usted..., (óyense chasquidos), ese maldito conductor me hará..., señor marqués, a la orden de V. S. (Entra corriendo por el portón, y REBENQUE en la posada. Un instante después se oyen los chasquidos, y el ruido de la diligencia, que marcha.)