Escena XVIII

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ABEN HUMEYA, ABEN ABÓ, ABEN FARAX, gran número de conjurados.


Salen por todas partes los conjurados con armas y antorchas.


MUCHOS CONJURADOS.- ¡Muera el tirano!¡Muera!


OTROS.- ¡Viva Aben Abó!


TODOS.- (Excepto ABEN FARAX y los de su bando.) ¡Viva nuestro rey!


ABEN FARAX.- ¡Ya buscáis otro yugo!


ABEN HUMEYA.- (En la agonía.) ¡Muero contento..., pronto me seguirás, y asesinado también...; a estos traidores les lego mi venganza!


ABEN ABÓ.- ¿Qué estás ahí diciendo, miserable? ¡Arrastradle a esos subterráneos, y que en ellos halle su sepulcro!



(Un grupo de conjurados rodea a ABEN HUMEYA, y se le llevan moribundo.)


ABEN HUMEYA.- (Hace señas con su mano ensangrentada, como si llamase a ABEN ABÓ, y clama con voz desfallecida:) ¡Ven, Aben Abó, ven... Ya te aguardo!... (Expira y le entran al punto en el subterráneo. ZULEMA, al escuchar la voz de su esposo, se arrastra un breve espacio, como queriendo seguirle, y cae luego exánime.)


ZULEMA.- ¡Aben Humeya!