Escena XVII

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ZULEMA, ABEN HUMEYA, ABEN ABÓ, conjurados.


Suena gran estrépito y vocerío en el fondo del teatro; ABEN ABÓ es el primero que se presenta seguido de muchos conjurados.


ABEN ABÓ.- ¡Deteneos! (Hace una seña a los suyos, mira de hito en hito a ABEN HUMEYA, y en seguida le dice:) ¡Al fin te encuentro, Aben Humeya!


ABEN HUMEYA.- (Con un acento que la cólera ahoga.) ¡Ven, traidor, ven...; aun tengo libre esta mano para pasarte el corazón!



(ZULEMA, fuera de sí, continúa asida a ABEN HUMEYA y quiere apartarle de la pelea. ABEN ABÓ le acomete con ímpetu; el sable de ABEN HUMEYA se desprende de su mano herida, va a cogerle del suelo y ABEN ABÓ le descarga un golpe terrible.)


ABEN ABÓ.- ¡Muere!


ZULEMA.- (Poniéndose de por medio.) ¡No!



(Cae herida mortalmente. Al mismo tiempo se oye un tiro detrás de ABEN HUMEYA, que al sentirse herido va a dar un paso amenazando a ABEN ABÓ, y cae desplomado.)


ABEN HUMEYA.- ¡Ay!