Aben-Humeya: 40
Escena XIII
editarLos dichos. FÁTIMA, la ESCLAVA VIEJA, mujeres y esclavas.
(Salen todas con la mayor consternación.)
MUJERES Y ESCLAVAS.- (Al tiempo de salir.) ¡Salvémonos!
(Corriendo hacia ZULEMA.)
¡Madre!... (Al ver a MULEY CARIME, vuélvese atrás horrorizada, y va a acogerse junto a la esclava vieja.) ¡Ay, Dios mío!...
ESCLAVA VIEJA.- No te asustes, Fátima...; es sólo un desmayo.
(Las MUJERES y las ESCLAVAS acuden a ZULEMA y la levantan; una de ellas desprende su velo y lo echa sobre la cabeza de MULEY CARIME; FÁTIMA se arroja en brazos de su madre, que por el pronto no da señales de vida. Redoblan con más fuerza los golpes.)
UNA DE LAS MUJERES.- ¡Escuchad..., escuchad! Van a echar la puerta al suelo...; ya se oye el ruido de las armas...
MUJERES Y ESCLAVAS.- ¡Huyamos!
FÁTIMA.- ¡Venid, madre, venid!
ZULEMA.- (Vuelve poco a poco en sí, y mira como asombrada en derredor.) ¡Eres tú, hija mía!... ¡Sí, no hay duda; tú eres! ¡Te estoy viendo, te toco, te escucho en mi seno...; al fin logro llorar... (Se deshace en lágrimas, abrazada de FÁTIMA.)
ESCLAVA VIEJA.- ¡Venid, por Dios os lo ruego, venid! El menor retardo pudiera costaros la vida.
ZULEMA.- ¿Dónde está mi esposo?
ESCLAVA VIEJA.- Va a volver al instante.
ZULEMA.- ¿Dónde está?
ESCLAVA VIEJA.- Ha ido a apaciguar el tumulto.
ZULEMA.- Voy a buscarle.
FÁTIMA.- (Deteniéndola.) ¿A dónde vais?
ESCLAVA VIEJA.- Ocultémonos en esos subterráneos; y en logrando escapar por el pronto, él vendrá después a salvarnos.
MUJERES Y ESCLAVAS.- ¡Ocultémonos!...
(La ESCLAVA VIEJA va delante; ZULEMA la sigue, apoyada en su hija, y rodeada de mujeres y esclavas. Al mismo tiempo que van a entrar en el subterráneo, sale de él Aben Farax, seguido de gran número de conjurados, con sables desnudos y hachas ardiendo; las mujeres esclavas arrojan un grito y huyen despavoridas, arrollando consigo a Fátima y a Zulema; pero ésta se desase de ellas y se queda sola en medio del teatro.)