A secreto agravio, secreta venganza/Jornada 3/Escena VII

Jornada tercera

Escena VII

Oyese ruido de cuchilladas, y sale DON JUAN, riñendo con unos SOLDADOS; después, DON LOPE.

DON JUAN

  Cobardes, el satisfecho
soy yo, que no el desmentido.

UN SOLDADO

  Huye, que es rayo su espada.
(Entranse Don Juan y sus contrarios.)

DON LOPE

(Dentro.) ¿No es don Juan aquel que miró?
A vuestro lado me halláis. (Sale.)

OTRO

(Dentro.) ¡Muerto soy!

DON JUAN

(Volviendo.) Si estáis conmigo,
poco fuera el mundo.

DON LOPE

  Ya huyeron. Decid qué ha sido,
si la ocasión que tenéis
no nos obliga a seguirlos.

DON JUAN

¡Ay don Lope, muerto estoy!
Hoy nuevamente recibo
la afrenta, que en la venganza
pensé que estaba en su olvido.
Mas, ¡ay de mí!, ha sido engaño,
porque bastante no ha sido
la venganza a sepultar
un agravio recibido.
Cuando me aparté de vos,
llegué hasta este propio sitio
que bate el mar, con el fin
que vos propio habéis venido,
que es de volver a la quinta
adonde habéis reducido
vuestra casa, previniendo
vuestra ausencia. Divertido
llegué, pues, y en esta parte
estaban en un corrillo
unos hombres, y al pasar
el uno a los otros dijo:
«Aqueste es don Juan de Silva.»
Yo, oyendo mi nombre mismo,
que es lo que se oye más fácil,
apliqué entrambos oídos.
Otro preguntó: -¿Y quién es
este don Juan? -¿No has oído
(le respondió) su suceso?
Pues éste fue desmentido
de Manuel de Sosa. Yo,
que ya no pude sufrirlo,
saco la espada, y a un tiempo
tales razones le digo:
«Yo soy aquel que maté
a don Manuel, mi enemigo,
tan presto, que de mi agravio
la última razón no dijo.
Yo soy el desagraviado,
que no soy el desmentido;
pues con su sangre quedó
lavado mi honory limpio.»
Dije, y cerrando con todos,
siguiéndolos he venido
hasta aquí porque me huyeron
luego; que es usado estilo
ser cobarde el maldiciente;
y así ninguno se ha visto
valiente, que todos hacen
a las espaldas su oficio.
Ésta es mi pena, don Lope,
y, ¡vive Dios!, que atrevido,
que loco y desesperado,
de aquí no me precipito
al mar, o con esta espada
mi propia vida me quito,
por que me mate el dolor.
«¡Éste es aquel desmentido»,
dijo, «no aquel satisfecho!»
¿Quién en el mundo previno
su desdicha? ¿No hizo harto
aquel que la satisfizo?
¿Aquel que puso su vida
desesperado al peligro,
por quedar muerto y honrado
antes que afrentado y vivo?
Mas no es así; que mil veces,
por vengarse uno atrevido,
por satisfacerse honrado
publicó su agravio mismo,
porque dijo la venganza
lo que la ofensa no dijo.

 (Vase.)