A mucho fuego mucha agua

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


A mucho fuego mucha agua.

Un caballero bastante rico de una población cercana al Ebro tenia una mujer, mas que persona humana, fiera, y en el carácter y en las costumbres desenfrenada y loca. No queriendo llevarla á los tribunales para que la castigasen por sus escesos, trató de hacerse justicia por su mano, y al efecto

ideó una traza que, aunque perversa y mala, merece referirse por lo ingeniosa.

Dispuso que la jaca en que acostumbraba cabalgar su mujer estuviese sin beber tres ó cuatro dias, dándole al mismo tiempo toda la cebada y todo el salvado que quisiera. Así preparadas las cosas, mandó al cuarto dia ensillar la jaca, hizo montar en ella á su mujer, y ambos, seguidos de sus criados, tomaron la dirección de un cortijo que tenian en la orilla del rio. Pero la jaca, que se moria de sed, apenas divisó el agua se arrojó con la mayor violencia en medio del rio sin que nadie la pudiese contener. Con el empuje y furia del salto, la mujer perdió la serenidad, se balanceó y cayó en medio déla corriente, que la arrebató en el acto.

El marido se volvió tranquilo á su casa repitiendo entre sí:

— A mucho fuego mucha agua.