A fuerza de arrastrarse: 44


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JOSEFINA, PLÁCIDO y un CRIADO.


JOSEFINA.-¿Qué noticias?

PLÁCIDO.-Buenas. Es seguro.

JOSEFINA.-¡Gracias a Dios! Voy a ver la presentación de Claudio. (Sale.)

PLÁCIDO.-(Toca un timbre. Aparece un CRIADO.) ¿No ha venido un joven a buscarme?

CRIADO.-Sí, señor; ahí espera, y dijo don Claudio que cuando el señor estuviese solo que le avisásemos.

PLÁCIDO.-Dígale usted que entre. (Vase el CRIADO.) ¿Qué clase de hombre será? Conviene tantear el terreno y caminar con prudencia. Más listo que yo no ha de ser. (Riendo.) Cuando más, «otro yo». ¡Sería curioso verme «yo» ante «mí mismo»! (Ríe con risa forzada. Por la pequeña puerta lateral, el CRIADO introduce a BASILIO.)

CRIADO.-Allí está el señor vizconde. (En voz baja.)

BASILIO.-(Lo mismo.) Ya le veo, ya le conozco. (Sale el CRIADO.)