A fuerza de arrastrarse: 32


Escena XIII

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El MARQUÉS, JAVIER. JOSEFINA y BLANCA.



MARQUÉS.-¿A qué vienes?

JOSEFINA.-¿Es verdad que se está batiendo Plácido en el parque?

MARQUÉS.-Es verdad.

JOSEFINA.-¡Válgame Dios, qué disgusto! ¡Primero, que te ibas a batir tú; luego, que se bate Plácido! ¡No me dejan ustedes tranquila!

MARQUÉS.-Son cosas de hombres en que no debes tú intervenir; retírate.

JOSEFINA.-No; yo me quedo donde tú estés.

MARQUÉS.-¡Pero, Josefina!

JOSEFINA.-¡Es inútil!

MARQUÉS.-¿Y si te pones mala?

JOSEFINA.-Blanca me prestará valor: ¡mira qué serena está!

MARQUÉS:-(En voz baja.) Como Javier.

JOSEFINA.-(Lo mismo.) ¡Son dos hermanitos!...

MARQUÉS.-Resueltamente: yo les niego mi protección. Me repugnan. (Se oye un tiro.)

JOSEFINA.-¡Ay!... ¡Ya empieza el fuego!

MARQUÉS.-Ya cayó uno.

JOSEFINA.-(Abrazando su padre.) ¿Llegarán hasta aquí las balas?

BLANCA.-Creo que no.

MARQUÉS.-(A JOSEFINA, bajo.) ¡Es ya cinismo!

JOSEFINA.-Si le sucede algo a Plácido... ¡Pobrecito!... ¿No te acongojas..., no lloras?

BLANCA.-Tengo la esperanza de que todo acabará bien.

MARQUÉS.-¡Es usted muy animosa..., muy animosa!

BLANCA.-En estos casos, sí.

JOSEFINA.-¿Se verá algo desde la puerta?

MARQUÉS.-¡No te asomes, hija! (JOSEFINA, aun con recelo, se asoma; suena otro tiro.)

JOSEFINA.-¡Ay! (Entra apresuradamente.) ¡Me parece que he oído silbar una bala!

MARQUÉS.-¡Ya son dos tiros! ¡Es una cosa muy seria! Esos hombres van a matarse. ¡Del primer tiro, uno! ¡Del segundo tiro, otro! ¡Es un encarnizamiento!

JOSEFINA.-(Con miedo.) ¿Tú crees?...

MARQUÉS.-¡Hija, vámonos! ¡Yo no puedo resistir más estas emociones! Si yo estuviera en el terreno, si fuera uno de ellos, estaría tranquilo; pero aquí no. No puedo. ¡Ven, Josefina! (Se dirige con ella al fondo: aparece TOMÁS.)