A fuerza de arrastrarse: 13


Escena VI editar

PLÁCIDO; después, un CRIADO; después, TOMÁS.


PLÁCIDO.-Estoy rendido. La tarea hoy es muy fuerte. (Dando un golpe con el libro sobre la mesa.) ¡Ah libro estúpido, no te puedes quejar de mí! (Toca el timbre y sale un CRIADO.) Diga usted a Tomás que haga el favor de venir un momento. Se lo ruego. (Sale el CRIADO.) A ese grosero de Tomás también hay que tratarle con dulzura, casi con mimo. Es el preferido de Josefina, tiene sobre ella mucho dominio y no conviene que ni a ella ni al marqués les hable mal de mí. Hay que seguir «arrastrándose» Hasta ahora no me puedo quejar. Hola, Tomás.

TOMÁS.-¿Qué quería usted, Plácido?

PLÁCIDO.-Pues quería que usted hiciera que viniese aquí, con sigilo..., sin que nadie se enterase, la señorita Josefina.

TOMÁS.-(Con autoridad.) ¡Hola, hola! ¿Y para qué?

PLÁCIDO.-Tengo que hablar con ella de un asunto importante.

TOMÁS.-(Con grosería.) ¿Y qué asunto es ése?

PLÁCIDO.-(Aparte.) De buena gana te rompería el espinazo a palos. (Alto.) Para usted no tengo secretos.

TOMÁS.-Es que si no, la señorita no viene.

PLÁCIDO.-Ya lo sé..., y por eso acudo a usted.

TOMÁS.-Bueno, pues vaya usted diciendo.

PLÁCIDO.- Es para decirle que su padre está en un grave peligro. Que es preciso que a todo trance impida que se bata.

TOMÁS.-¡Ca! No tema usted; el marqués no se bate.

PLÁCIDO.-Quien sabe... De todas maneras, yo cumplo «un deber de conciencia». Siento causar ese disgusto a la señorita Josefina... y que le dé algo.

TOMÁS.-No le da nada.

PLÁCIDO.-Pues haga usted el favor... de hacer que venga.

TOMÁS.-Vendrá..., porque si no... De todas maneras ha de ponerse furiosa. ¡Ah! Un consejo. Procure usted no caracolear mucho alrededor de la señorita Josefina.

PLÁCIDO.-¡Qué bromista es usted, Tomás.

TOMÁS.-Pues por si acaso. (Vase.)