Pero sin que lo entienda el malintencionado escucha a la verdad en tu abono este soneto


 Tan temprano es tu ingenio, que aun no mueves,    
 con airoso ademán, con planta airosa,   
 la edad de veinte abriles olorosa,    
 y sin ocios de flor, ya frutos llueves.    
 

 ¿Cómo a estrechar en esta edad te atreves  
 siglos de perfección? Tu edad dichosa    
 vengue las brevedades de la rosa,    
 desagravie a las dichas de lo breves.   
 

 Tanta es la edad de tu discurso ardiente,    
 tan niños esos años mereciste   
 que vida has menester porque no acabes.    
 

 Nace para saber todo viviente,    
 tú a estudiar el vivir sólo naciste,    
 ¡oh, si vivieses todo lo que sabes!