Este epigrama es del intento, hablando con una niña, que por su elección se entró religiosa


 Borrar supiste, ¡oh Clori, oh rosa pura!,    
 el albedrío de la contingencia;    
 ya a los rizos de nácar su violencia    
 no podrá destrenzarles la hermosura.    
 

 No admire, no, que sin edad madura  
 solicites galán que no hace ausencia,    
 que si el silencio es rostro en la prudencia,    
 la virtud es la edad de la cordura.    
 

 En peligros de un mal y de un engaño    
 es más sabia razón, más advertida,   
 prevenir, no enmendar, el desengaño.   
 

 Ciencia de escarmentados no es lucida,    
 y tú, por no ver males desde el daño,   
 los ves desde el discurso prevenida.