¡Cada ser... un misterio!

Almanaque del espiritismo (1873)
¡Cada ser... un misterio!
de Federico Moja y Bolívar

Nota: Se ha conservado la ortografía original.

¡CADA SER UN MISTERIO!
MUERTA.

La fúnebre estancia se halla ataviada lujosamente: espléndidos cortinajes de terciopelo franjeado de oro cubren las paredes; sobre un lecho rícamente adornado, rodeado de blandones, yace Amalia Josefina Guillermina, la hermosa princesa, encanto del mundo. Respetuosos criados, cubiertos por la mano de la vanidad con aparatosas libreas, velan el cuerpo de su señora. La palidez de la muerte cubre aquellas mejillas que la rosa matizó, aquellos lábios que el carmin vivificó, aquella frente, que las locas ilusiones orearon con el voltario movimiento de sus mariposeadas alas; los ojos, foco un dia de amorosos rayos, se hunden apagado: en las concavidadee del cráneo; y aun la vida ficticia quiere disputar en presa á la destruccion, cubriendo con vaporosas gasas los rígidos miembros, entrelazando flores á los lácios cabellos, esparciendo perfumes sobre el herido lecho.

Fuera de la estancia, los corazones se sofocan, y las mentiras bullen.

Aquellos que en la vida estaban unidos a la princesa, por una atraccion de la sangre, por una fibra del corazon, lloran sin consuelo, se desesperan: los que sólo la miraban como estrella brillante del cielo aristocrático, se afanan por tributar á su memoria un homenaje vacio de sentimiento.

Los poetas de convencion mandan llorar a las musas, los músicos de encargo agrupan sobre el pentagrama notas quejumbrosas, las personas ilustres estudian la frase más ¡cotidianamente eldelee, lee agradecidos buscan para su rostro lo. espresíon del dolor, los envidiosos de h gloria de Amalia mcfismfelizan sus adernanee, la prensa eritema ensjeremiatlas cn la bemol. y el telegrlfo se conmueve anunciando el infimsto suceso.

Amelia Josefina Guillerma lo habia sido todo, y no habia sido nada. La mujer más elegante, la más espiritual, lo que cantaba mejor, la que sonreía más inimitablemente, h que tenia más carruajes, la que heredar: más blasones. la que ponia menos vecee sobre el suelo de las calles el pie menor que se ha adivinado en mujer, la que deba el tono enloe salones, 011108 WW» 0“ 1°“ espectáculoa. la que oficialmente recogía mas limosna: pero los pobres, la que habia dado asunto para más odos y bllndne, la que más habia poblado el campo de los suicidas por amor.

La que menos habia pensado y sentido.

La que menos habia visto ii Dios, mirando log astros del firmamento, y lo» desgraciados de la tierra.

Esperaba su cuerpo una tumba de marmol pulido, con lágrimas dominadas por el buril del artista.

Respecto a su alma... se desprendia del cuerpo que tanto adoró el mundo.

ERRANTE.

Y al desprenderse, el espiritu contempla con disgusto el hacinamiento de riquezas sobre ene rectos mortales, que miraba sonriéndose tristemente. como puede mirar y sonreiree un espiritu.

Vagos 6 indefinihlee preeentimientos lo rodearon para aumentar la burbacion que sintió al penetrar en el mondo extra-terrenal, y algun consuelo halló rintímdo la presencia de espíritus queridos que se apresuraron á eosienerlo.

Cruzabán ente él aerea misteriosos, como ealiendo de un fondo de Rembrant, que le impresionaban dolorosarnente; fenhisticas apariciones iluminados por un principio de crepúsculo, le atraiun con dulzura; y en algunas visiones fecunda: en lu: y magnetismo, que á lo lejos pasaban rápidos, hallaba descanso.

Sin poder determinar claramente sus ideas em bre el tiempo y espacio. arroba por circulos indescripiiblea, recobrando con esfuerzos de concentracion ¡un (deidades . y comparando los hechos y hasta detail. de su vid: munan ban miserable, tan llene. de mentira, tan exenta de merocimientos, tan estéril para el bien, con las ideas de progreso , de agpíraeion á Dios , de levantados fines del espiritu; y caia en una desesperacion tranquila, por decirlo así, que abeto loa seres espiritualea, obligándolee 6 pkgnr por mucho tiempo las alas con que quieren lanzarse ii laa nl- m esfem donde la luz irradia, y la cuidad vivi- fiee. Une de los mayores espiaciones del espiritu ea comprender la felicidad, y no poder llegar d ella, eine 6 cambio de especiales mereeiinientos y eontinuados sacrificios; que ln eterno justicia no concede elpremio, lino en enctísimn proporcion del mérito, ni acuerda el castigo más que ajustado il le intensidad de la culpa.

Para llegar á ser sin oscuridades, á vivir sin turbacioneo, á resplandeeer y amar, aspirar con pureza, y progresar sin sensibles retrocecos, el espiritu de Amalia carecía de obras luminosas, y beneficios sin contagio de egoísmo ó vanidad; si habia amada 6 alguna criatura, me por su propio did“: si habia eoeorrido alguna desgracia, fue por buscar el láuro del mundo, 6 por acallar algun remordimiento.

Asi es que su purificacien era lenta, su esperanza cansada, sus temores inmensos, sus ale- grías contarles.

Solo en medio de la creacion, raras veces vislumbraba un espíritu que lc alentuse, muy pocas sentia alguna. emenacion divino que le conmoviese.

En teles casos, y comprendiendo que para avanzar hay necesidad de sufrir, podía con todos sus fuerzas un anvor especiulísimo , una encarna- olon do llanto y pruebes, oscura y menosprecia- de, una vida de dolores, poro quo lo psíqnís misterioso valoro triunfante desde los horrores de una cárcel (annual, desecha por ln tortura, ú 1M mágicas regiones donde la armonía de los matices, de los sonidos, y de los sentimientos inundan el espíritu de amor 6 lo creado y ú lo mercado.

INCARNADO.

Y el espíritu de Amelia Josefina Guíllerma cayó en este planeta, resignado con su suerte, alentado por lo esperanza, y dió vida. ú un ser débil, pobre, triste; y llegó un tiempo cn que una niño de oomplexlon delicada, cubierto de haropos, de rostro feo, donde la miseria ajabo leo facciones, y donde se posxlmn con disgusto las miradas do los trunseuntes, pedir. una limosna, agazaplda en el díntel de una puerta, alargando con timidez ln mono, besando con amor lo moneda que alguno vez se le nrrojaba por compaaion, y tatirando aquello con desaliento cuando la encontraba vacía.

Sér quo examinado detenidamente, y por otro que poseyorn el don de adivinar los pensamien- tos y los pesones, llevaba en ln mirada. le reve- lncíon de superiores designios; ser compuesto (le meterla delemoble , y espíritu ávido de lo infini- to, que debia llenar en lo tierra unn miíon do sufrimientos, para que destruido la primera velero el segundo á las celostes momlna quo el 361110 outrcvé y lo virtutl franqueo.

Los hombres pasaban indiferentes ante ln mi. sera mendigo; un mundo superior tenia puestos los ojos desde lo alto sobre un espíritu que con los pm de en enMi-nacion se arrastraba por el suelo, y con las alas del deseo ae comia en los soles.

No mireis á las criaturas que padecen, como inferiores al vosotros, porque carla ser esun mis- terio.

Federico Moja y Bolívar.