¡Amigo hasta la muerte!: 5

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

V

Bien se ha dicho que un grande amigo es en la vida la más grande dicha, pues que ese sublime afecto desinteresado que tanto conforta y sostiene, ese otro yo en el que encuentra el hombre su complemento y prolongación, hace que la amistad de dos hombres de bien, sea el vínculo más fecundo en bellos frutos. Los sencillos vecinos de aquella árida zona en que naciera el primer General que habló en quichua é inglés, Taboada, pocos dados eran á lectura de clásicos y nada sabían de Tirteo y Pritóo, Aquiles y Patroclo, Pelópidas y Epaminondas, pero sí sabían de amistad que más sincera se usaba en aquellos tiempos menos falaces. En la celebrada fábula de Pacubio, ignoraba Rey quién de los dos era Orestes, y Pílades decía que él era, para morir en su lugar, y Orestes aseguraba él era el verdadero. Aplaudían los espectadores siendo fingido, y comentando esto Cicerón agrega: ¿qué harían si fuese cierto y nó pura comedia?

Llorar! como lo hicieron sencillos corazones emocionados por espectáculo semejante, pero real aquí. El corazón humano palpita por los mismos sentimientos generosos bajo toda latitud, y lágrimas sinceras fueron el mejor aplauso á noble abnegación.

Tan seguro quedaba Iramain de que su amigo no le dejaría en la estacada, como Neirot de que éste su compadre dejaríase colgar en su reemplazo. Vencido por tanta hidalguía, el enérgico Tefe de la reserva en Santiago, á pesar de su omnímoda autoridad, no consiguió contrariar la voluntad unánime del pueblo de Santiago.

¡Amistad! ¡amistad! bendita seas aún en época de versatilidad que si todos desean tener un buen amigo, pocos muy pocos son los que se consagran á ser verdaderos amigos!

Si el culto á la amistad fuera más verdadro, el amor de los hombres convertiría la tierra en un paraíso.