El vizconde de Torres-Solanot

Almanaque del espiritismo (1873)
El vizconde de Torres-Solanot

Nota: Se ha conservado la ortografía original.

EL VIZCONDE DE TORRES-SOLANOT.
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El Sr. Vizconde de Torres Solenot, actual presidente de la Sociedad Espiritista de Madrid, originario de la provincia de Huesca, nació en Madrid el 20 de Enero de 1840, por hallarse accidentalmente su familia en la corte, y ocupar su señor padre un alto puesto político, del que pasó a desempeñar la cartera de Gobernacion en uno de los ministerios de la regencia de Espartero.

En Huesca recibió lo primaria instruccion, dedicándose en la segunda á la pedagogia, latinidad y humanidades, filosofia, letras, derecho y administracion.

No sintiéndose con vocación pero el ejercicio de la abogacia a que se le destinen, entró de lleno en el estudio privado de los ciencias morales, politicas, y filosóficas, sintiendo hacia las últimas inclinaciones constante; y afan que no ha decrecido en el uso de su vida laborioso.

Fatigado intelectual y fisicamente, cuando solo contaba cuatro lustros, empezó la época de sus viajes, que emprendió tanto para recuperar las fuerzas perdidas, como para completar en ilustracion.

A principios del año 62, despues de recorrer

Vizconde de Torres-Solanot
algunas capitales, llegó á Barcelona, que pocos meses antes había presenciado un auto de fé de libros que la incendiaria tea del fanatismo religioso habia reducido á cenizas.

A pesar de los planes de los hombres, las ideas renacen y dominan el mundo, cuando llega el plazo marcado por la suprema inteligencia que pesa los mundos, y dispone su armónico progreso.

El espiritismo, cual otro fénix, renació de sus cenizas, y el Sr. Torres Solanot es uno de los que en España han contribuido á ello.

Escitada su curiosidad por el bárbaro atentado da los ultramontanos, deseó conocer las obras espiritistas condenadas á la hoguera, y á su lectura consolidada por el conocimiento de algunas personalidades creyentes, debió el Sr. Torres Solanot las primeras ideas de una doctrina que hoy comprende y aplica, propaga y ansia con fé, con ilustración, con perseverancia.

Continuando sus viajes y ampliando sus estudios, el Sr. Vizconde llegó al año 67 en que se dedicó al periodismo dirigiendo y redactando El Alto Aragón, y colaborando en varios periódicos literarios.

En 1871 conoció en Zaragoza la sociedad Progreso Espiritista, cuyas tareas le atrajeron, y con sus trabajos halló la verdad del Espiritismo, que un estudio sobre la materia , falto de profundidad, no le habia descubierto.

Ayudó con asiduidad al Progreso Espiritista en su empresa, fué nombrado secretario de dicha sociedad, y dirigió desde su fundación el periódico que con el mismo nombre se publicó, consagrándose desde entonces al estudio formal del espiritismo.

El periodismo político le trajo a Madrid cuando se fundó La Constitución, del que fué redactor algunos meses, compartiendo el tiempo con los estudios del círculo espiritista, formado en la capital con los individuos procedentes del de Zaragoza, que le confirmaron el cargo que en dicho puntó le confirieran, y que siguió desempeñando, hasta que constituida la Sociedad Espiritista con los diversos elementos que Madrid encerraba, fué nombrado su presidente en las elecciones de cargos para 1871.

El señor Vizconde de Torres Solanot, es una figura interesante en el cuadro del espiritismo, por haber demostrado poseer una inteligencia privilegiada y u n sentimiento de verdad, un a aspiración á la ciencia del porvenir humano, que desgraciadamente suele morir asfixiada en esta época de positivismo grosero, y altanero racionalismo.

La biografía, por decirlo así, de su espíritu prueba que el Sr. Torres Solanot no h a venido al Espiritismo desde el campo fenomenal, sino desde el de la averiguación de la verdad, atravesando el árido desierto de la duda.

Joven, muy joven, llevado del amor á la ciencia, y buscando en ella los manantiales de agua viva que debía apagar esa sed de lo infinito que sienten los espíritus levantados, recorrió con su razón todas las escuelas, desde el espiritualismo místico hasta el materialismo ateo, llegando á aceptar en la doctrina ecléctica la idea de Dios, desfigurada por los delirios de los unos, y negada por los sofismas de los otros.

El eclecticismo, sin embargo, no le ofreció u n conjunto de creencias, una solución á los múltiples y complejos problemas que nuestra razón plantea sobre Dios y la criatura, sobre la primer a causa, y el destino de los seres; y fué devorando libros, interpretando filosofías, buscando la verdad, hasta que el espiritismo resolvió sus dudas, agrandó los horizontes de su alma, y contestó á su razón, ofreciéndole fundamentos para un criterio filosófico, para una creencia racional.

Entrever la verdad, probarla, sentirla, creerla y amarla, es resolver casi todo el problema de nuestra felicidad, porque si no se esquivan los sufrimientos de la vida, las expiaciones necesarias para la purificación, se sabe lo que seremos, que es gloría y amor.

El Sr. Torres Solanot, descansó en el espiritismo, oasis que tras largas jornadas encontró su inteligencia, cansada de recorrer sistemas, y analizar teorías.

El Sr. Torres Solanot, después de hallar lo verdadero, se dedica á propagarlo, como espiritista celoso que es; su s artículos y polémicas en la prensa sobre espiritismo, y sus Preliminares al estudio del espiritismo, consideraciones generales acerca de la filosofía, doctrina y ciencia espiritista, obra que díó á luz y á la que se reunirá la publicación de otras sobre el asunto, nos dicen que consagra su inteligencia y vida al estudio y propagación de un a doctrina á que tantos beneficios de orden moral debe.