Zaide
Nazarena por la fe Y por los blondos cabellos, Paraíso de las flores, Hurí de los ojos negros, Mal me temen los cristianos Cuando soy tu prisionero, Cuando puede a los pies tuyos Ser mi verdugo un desprecio. Cruz de plata por joyel Guardaba tu hermoso seno, Sonreías a mi amor, Descuidabas de tu velo Y cuando a libar fue el labio Las delicias del contento Interpusiste la cruz Y ella recibió mi beso. Alá sabe y lo perdone Que los labios de su siervo Adoraron sin querer Esa insignia del Dios vuestro, Insignia que en los combates Cuando relució mi acero Cercana a la media luna Nunca pudo alzar del suelo. Mas tú no quieres, bella y desdeñosa, En Granada lucir tus atractivos Y con una mirada cariñosa Comprar la libertad de cien cautivos. No quieres respirar el blando ambiente De mis fragantes rosas y jazmines Ni que tus ricas joyas del Oriente Valgan más que la Alhambra y sus jardines. Allí vieras mis plantas olorosas Abrir su puro cáliz al rocío Y en el harén cautivas mil hermosas Agostarse sedientas de amor mío. Pues no quiero, cristiana, que lo ignores; Ya les dictó la ley su esquivo dueño; Sólo verán la luz de mis rigores, Sin un halago dormirán su sueño. Pero si tú habitaras mis vergeles, Libres entonces de cadenas de oro Las cediera al amor de otros donceles, No te afligieran con su infausto lloro. Y más te juro: si a mi afán sincero Dieres en un suspiro una esperanza, Mira a tus pies mi vengador acero Y aprenderás lo que tu amor alcanza. Ya no será fatal a tus altares, Ya no debes temer sus locas iras; Puede servir de adorno a tus hogares Es tuyo, nazarena, si suspiras. Ven a Granada, ven, blanca paloma, Gloria del sol, origen de placeres, Lirio del valle, celestial aroma, Zaide será tu esclavo si lo quieres. Brillarás con diamantes escogidos; Serán las perlas tu menor decoro, Las riquezas de Zaide tus vestidos, Su corazón, si lo amas, tu tesoro. Al blando son de célica armonía Reclinarás tu sien entre mis brazos Y nunca brillará la luz del día Sin que bendiga yo tan dulces lazos. Dirás, cristiana, a los tuyos Que ya es Zaide tu cautivo Y que pueden más tus ojos Que sus lanzas y su brío: Dirás que tienes mi alfanje Y que todo te lo rindo: Vida, corazón, amores Y palacios y castillos. Mas no callarás, hermosa, Que el postrado y el vencido Ha logrado más que todos, Pues se lleva tus suspiros.