Yo vi a mi dulce Lumbre que esparcía
Yo vi a mi dulce Lumbre que esparcía sus crespas ondas de oro al manso viento, y con suave y tierno movimiento mi duro corazón enternecía; mi rustiqueza y torpe rebeldía perdió, vencida, el obstinado intento, y en blando y regalado sentimiento trocó mi alma la aspereza mía. Nunca me vi más preso ni rendido, y nunca vi en mi Luz mayor dureza, ni más recio desdén mi largo olvido. A término tan grave y estrecheza, casas, mi triste suerte me ha traído, que temo de mi Lumbre al belleza.