Yo, Bragadoro, valenzuela en raza

Desgarro de una panza un día de toros. Habla el rocín


Yo, Bragadoro, valenzuela en raza,
diestro como galán de entrambas sillas,
en la barbada, naguas amarillas,
aciago, un martes, perfumé la plaza.

Del balcón al toril, con linda traza,
daba por los toritos carrerillas,
y andábame después, por las orillas,
como suelen los príncipes, a caza.

Pero mi dueño, la vaqueta alzada,
a un hosco acometió con valentía,
a pagar de mi panza desdichada.

Porque todos, al tiempo que corría,
dijeron que era nada, y fue cornada.
¡Malhaya el hombre que de cuernos fía!