Ya veis cual viene, amantes, mi pastora
Ya veis cual viene, amantes, mi pastora de bulliciosos céfiros cercada, la rubia trenza suelta, y adornada por manos sacras de la misma Flora. Ya veis su blanco rostro que enamora; su vista alegre y sonreír que agrada, su hermoso pecho, celestial morada del corazón a quien el mío adora. Oís su voz y el halagüeño acento y al ver y oír que sólo a mí me quiere, con envidia miráis la suerte mía. Mas si vierais el mísero tormento con que mil veces su rigor me hiere la envidia en compasión se trocaría.