Viaje maravilloso del Señor Nic-Nac/XVI

CAPÍTULO XVI
La Historia del loco Marcial


—"Los habitantes de Marte" dijo el cicerone, "son todos cristianos, de manera que existe aquí un espíritu universal que ha penetrado en todos los corazones, armonizando en un solo latido, los latidos de todas las razas.

Pero ah! qué desgracia!

Nacida quién sabe cuando, surjida quién sabe dónde, existe una familia abyecta que ha cruzado todos los montes, que ha pisado todos los valles, que ha surcado todos los mares, sin poder hallar un suelo propicio dónde sembrar perpétuamente los gérmenes letales que elabora allá en el fondo de su destino.

Arrojada de todas partes, maldecida en todos los países, siempre vejada, escarnecida y ultrajada, ha hallado en un rincon del mundo un pedazo de tierra donde poder vivir pasajeramente.

Como los otros habitantes de Marte, sus miembros son tambien cristianos, pero cristianos transformados, porque el rasgo característico de su vida es la exaltacion de una cualidad abominable: la hipocresía; y esta cualidad, convertida por ellos en dogma, ha derramado mas males sobre Marte que todas las guerras y abusos Marciales.

Hé ahí, en breves palabras, los rasgos de la fisonomía moral de esta familia.

Después de luchar durante siglos, llegó á la Nic-Naquia Meridional, y habiendo examinado todos los paises que forman esta gran porcion del continente, se estableció en esta llanura, en este país hospitalario......"

—"¡Y cómo se llama este país?"

—"Já! já! já! sois muy curioso, señor Nic-Nac.— Se estableció, decía, en este país, y fundó la ciudad que hoy lleva el nombre de Theopolis."

—"De manera que se trata de los Theopolitanos?"

—"Ni más, ni ménos. Pero debido no sé á que extraño destino, el mismo quizá de los abrojos y de las malas yerbas, se propagó rápidamente, y poco tiempo despues, la gran ciudad de Theopolis levantaba sus severos edificios, como desafiando al mundo, digo mal, como insultando al país que había consentido en su instalacion."

—"Estaba desierta entónces la llanura?"

—"Nó, porque Sophopolis ya existía."

—"Y cómo consintieron los Sophopolitanos en aceptar tales vecinos?"

—"En la época de la fundacion de Theopolis, los Sophopolitas se hallaban preocupadísimos con motivo de ciertos estudios que habian emprendido recientemente."

—"Pero qué! ¿todo el mundo estudia en Sophopolis?"

—"Todo el mundo, sin distincion de edad, ni de sexo."

—"Y los Theopolitanos se valieron de esa ocasion?"

—"Ya lo vereis.— Cierto dia, un grupo de ellos se dirijió á las puertas de Sophopolis y solicitó permiso para levantar algunas tiendas hácia el Este. Los Sophopolitanos que no veían que aquello pudiera proporcionarles grandes disturbios, consintieron. Poco tiempo despues, las tiendas fueron remplazadas por edificios regulares, y al cabo de treinta años, Sophopolis y Theopolis no formaban sino una gran ciudad: Theosophopolis.

Pálidos, demacrados, humildes, despertaron al principio la compasion y benevolencia de los Sophopolitas;—afables, instruidos, serviciales, se atrajeron despues su simpatía.

Sus relaciones aumentaron, y con ellas, las obligaciones mútuas.

Los Sophopolitanos vieron á sus iguales en los habitantes de Theopolis, y estos, allá en el fondo de sus esperanzas, hallaron un inferior en cada Sophopolita.

Sumerjidos siempre estos en sus profundas investigaciones, no oponían un dique á los progresos de aquellos, y cuando ménos lo pensaban, hallaron que la mina iba á estallar y que no tenía remedio. ¿Habeis visto las mujeres de Sophopolis?"

—No! ¿Cómo son?"

—"Hermosísimas. Parece que toda la belleza posible se hubiera condensado en esos cuerpos, en esos rostros, en esos ojos, en esas almas..."

—Héh! alto ahí, amigo cicerone, no os entusiasmeis tanto; dejad algo para nosotros que aun no hemos tenido ocasion de observarlas, ni de absorverlas, ni de mirarlas. ¿Qué opinais, Doctor?"

—"Alma del alma que nadais en un cielo de ilusiones, venid á mí!" exclamaba entre tanto el Doctor, que en aquel momento contemplaba el punto blanco, cuyos espirales iban reduciéndose cada vez mas.

—"Bien, continuad; pero......¿y el gato negro?"

—"Miáu! Miáu!."

—"¿Me hablabais, señor Nic-Nac?" preguntó el Doctor.

—"Sí, pero no sería fácil repetir mis palabras."

—"Como gusteis."

—"Continuad."

—"Cierto dia," prosiguió el cicerone, "se oyó en Theopolis un ruido extraño,—algo como una vibracion sonora é incesante que despertó vivamente la atencion de los Sophopolitas, quienes en aquel momento observaban el paso de la Tierra por el Sol con todo el escrúpulo de excelentes astrónomos. El disco de la Tierra entraba ya en tangencia con el Sol cuando se oyeron los ruidos extraños...... "

—"¿Campanas?"

—"Como os plazca.—Abandonando todos ellos los instrumentos, corrieron á Theopolis, y como las mujeres y los niños no habian de quedar sólos, corrieron tambien detrás de aquellos. La aglomeracion crecía por grados. El ruido cesó despues de muchas horas y cada cual volvió entónces á su barrio;—pero, oh desdicha! cuánta cosa se había perdido! la Tierra había cruzado ya el disco del Sol, y se alejaba gradualmente de él. ¿Creeis que aquí empezaban y terminaban los sinsabores? No lo creais; —recien comenzaban, porque muchos Sophopolitas buscaron á sus esposas, á sus hermanas ó á sus hijas.......... y no las hallaron."

—"Sabinas Marciales, eh? Nic-Nac?"

—"Sí, Doctor, pero con campanillas."

—"Los Sophopolitas, entonces, indignados más por el mal éxito de las observaciones astronómicas que por la pérdida de muchas de sus mujeres, hicieron una irrupcion en Theopolis, y buscaron, y rebuscaron, pero nada...... protestaron, se irritaron, amenazaron, pero nada........

De cuando en cuando un Sophopolita penetraba furtivamente en Theopolis, pero el engaño se descubría al momento, pues como habeis observado, las luces de los unos son mucho mas intensas, mas rosadas que las de los otros, lo que permite distinguir en el acto un Theopolitano de un habitante de Sophopolis.

¿Qué se habían hecho las mujeres?

Solo ellos lo sabian de una manera positiva.— Ya os he indicado que son hermosas como todos los resplandores de la vida, lo que permitía suponer, cuando ménos, que nos las habían robado para darles de comer á los peces."

—"¿Y cómo se verificó el rapto?"

—"Eso es lo que se ignora.—Los fundadores de Theopolis habian traido consigo sus mujeres; pero... qué mujeres! ninguna era completa; escuálidas, amarillentas, con resplandores sepulcrales, desdentadas, á una le faltaba un brazo, á otra una pierna, á una tercera una oreja, y lo mas eespantoso del caso, es que ninguna de ellas tenía movimiento en las articulaciones de las manos, de manera que estas parecían haber sido hechas de una sola pieza de hueso. No ignorais que aquí se hace mucho uso de refranes;—cuando los Sophopolitanos preguntaron cierto dia á sus vecinos porqué confeccionaban mujeres tan raras, ellos contestaron que á falta de pan buenas son tortas."

—"Y despues se comieron el pan?"

—"Sí, Doctor; pero mas tarde.— Entretanto han aparecido ya varias generaciones perfeccionadas, como podeis comprender, pues ello no es sino el resultado de la mezcla de las razas. En este caso, el elemento mas enérgico era el Theopolita, de manera que estas generaciones han sido de Theopolitas refinados, en quienes la hipocresía se manifiesta de una manera tan intensa, que os puedo asegurar es la hipocresía llevada á lo sublime."

—"Pero á todo esto, ¿qué relacion tiene todo lo que nos habeis referido con el loco del matraz?"

—"Una relacion muy bien determinada: el loco del matraz es bisnieto de una de las mujeres que robaron los Theopolitas."

—" Aah! Y pretende vengar la afrenta ¿no es eso?"

—"Sí, porque así lo ordenó su bisabuelo"

—"Pero desgraciadamente para el honor de la familia, el pobre se ha vuelto loco."

—"Y no ha hecho tentativa alguna. para verificar su venganza?"

—"Sí, pero todas ellas han revestido un caracter tan privado de sentido comun que no se le hace caso. Varias veces ha penetrado en Theopolis, con sombreros extraños, llenos de figuras fantásticas, cinturon de matraces y resortes, collar de frascos, baston de Laurel, todo lo cual ha contribuido mas á confirmar la opinion general"

—"Y qué ha hecho cuando ha ido á Theopolis?"

—"Mirar como idiota todo lo que le rodeaba"

—"¿Es eso todo?"

—"Absolutamente todo."

—"Amigo mio, ese hombre medita un gran problema."